No hay banderas en el cielo
ni tampoco escapularios,
solo nubes peregrinas
que recogen nuestros llantos,
y los llevan silenciosos
a otras tierras y pantanos,
a enjuagar allí la gleba
y los frutos del arado,
los sudores de los hombres,
el trabajo de sus manos,
con las frentes pensativas
recordando mil pecados,
en el labio un padrenuestro
y hasta un credo surge raudo,
desde el pecho de los hombres
que hoy esperan un milagro...
No hay personas en las calles
ni tampoco carromatos,
los vehículos, contemplan
vacaciones sin mecánicos,
hoy es día de silencios,
soledades y descansos,
confinada singladura
de velámenes y barcos,
un patrón está dormido
y el grumete se hace cargo,
de llevar a la trainera
no sé dónde y hasta cuándo,
pesadillas que estremecen
entre el sueño y el cansancio,
con los hombres y la vida,
entre el miedo y entre el pánico...
"...No hay banderas en las almas,
ni en los ojos del anciano,
que gozaron de una vida
que ahora escapa de sus labios..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/04/20
- Autor: Pyck05 ( Online)
- Publicado: 14 de agosto de 2020 a las 07:38
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, Yamila Valenzuela
Comentarios1
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