Ninguno sabe quien manda a quien.
A veces eres tu y a veces él.
Cuando se encuentran una guerra arman y cuando se separan la paz reclama.
Uno en la mañana, otro en la tarde, Vienen a verme y el otro no lo sabe.
Cuando lo descubran su ira caerá en mi, y yo nada podré hacer pues me he de ir.
Descuartizándome están y yo me he de dejar, adiós les digo a mis homicidas pues no saben lo que harán.
Adiós les digo mientras una pequeña entra, armada de escopeta les dispara ya a los dos , dejándolos morir igual que ellos a mi.
Ella manda ahora, ella domina más.
Nada puede hacer el pueblo, solo le queda esperar.
Él viene en camino, y la derrocará.
Una eterna anarquía nos ha de azotar, esta será eterna y eso hemos de aceptar.
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