Cerrojo

Alberto Escobar

 

Que la puerta sea fortín
frente a este mundo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es levantar un pie sobre mi umbral
el acto inaugural de mi retiro,
de mi realidad el despido.
Es la puerta trasponer prender
la llave y girar, una, dos y tres.
Es la posadera en silla sentar, la ropa
quitar y el pijama poner una liturgia.
Es sentarse a comer, las noticias ver
o los cotilleos reìr un desparrame,
una gozada, un despelote.
Es trabajar una bendición, sí,
pero es de la Trinidad misterio
llegar, cerrar y besar el santo.
Ahí ando, entre dimes y diretes,
ya os voy contando mi idas y venidas,
mis cuitas y movidas con este cuento
del sudor de su frente.
Hay que ser muy buena gente
para que tó quisqui se crea
que la harina con el sudor casa,
cuando ni el sudor se bebe
ni la harina sin levadura sube;
que hasta el más necio sabe
que aquí no se viene a hincar
el codo sino a dos carrillos masticar
y las cuarenta cantar.

Ver métrica de este poema
  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de agosto de 2020 a las 15:48
  • Comentario del autor sobre el poema: El hogar es la meca de mi soledad, el santuario de mi mismo.
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 32
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.