VERSO QUE TIEMBLA Y SE AGITA

alupego (Ángel L. Pérez)



VERSO QUE TIEMBLA Y SE AGITA

 

No sabe el beso que es beso,

más sabe de sus secretos,

sabe del dulce sabor,

de la miel de sus recuerdos.

No sabe que el agua es agua,

pero sabe que humedece,

como humedece una lágrima.

No sabe el verso que duele,

pero sabe a quien alcanza

y a la vida que embelesa.

 

Versos en el pensamiento,

flotando como cometas,

unidos al corazón,

por un lazo que sujeta,

las ganas de ser amor.

Prendida del sentimiento,

la rima aprende del verso,

que la besa con fruición,

como una ninfa posesa,

como una loca promesa.

 

Reliquias en el zurrón,

bagaje que el verso lleva,

en la espalda sin dolor.

No sabe el amor de vientos,

ni de tormentas de nieve,

sabe de lunas y sol,

de primaveras ardientes,

de notas de una canción,

que del sentimiento beben.

No sabe el amor si llueve.

 

No sabe el tiempo de amores,

ni sabe de los olvidos,

pero mientras todo oxida,

renace en los corazones,

reviviendo lo vivido.

No sabe el tiempo que pasa,

pero a la vida traspasa

y da a la vida el principio,

el final de la partida.

Tiempo que no piensa, pasa.

 

Volar buscando el lugar,

donde se encuentre la magia,

libar de la esencia sabia,

que brota en su devenir.

Vivir pensando en soñar,

el amor en las entrañas

y aprender a descubrir,

lo que la verdad entraña.

Sabe el amor que es el fin,

que iluminará el mañana.

 

Vestigios de la ilusión,

que va embriagando la calma,

de licores de pasión.

En el grisáceo rincón,

donde vive la nostalgia,

asoma el verso y su rima,

para emprender el mañana,

que es hoy en el corazón.

De las pasiones retazos,

guardados en un cajón.

 

Verso que buscando vuela,

en pos de un alma dormida,

preñando penas y cuitas,

saciando las duermevelas,

verso que en el alma anida.

La esencia de su talento,

vierte generosamente,

enriquecida simiente,

que a las mentes alimenta,

sabia y nutrida pitanza.

 

No sabe el verso de vidas,

pero de vidas se llena.

Más no juzga ni condena,

tan solo alivia la pena,

que en la mente se suscita

y en el corazón habita,

desierto pleno de arena.

Amor y verso cohabitan,

enamorados viajeros.

Verso que tiembla y se agita.

 

A.L. (ángel l. pérez)

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21/08/2020

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