Mis hijos sobre el cieno,
habrán desaparecido para siempre.
Con voces castradas, vozarrones
de chicos, sonidos embalsamados
de amplios corazones sustituidos.
Mi cuerpo de hombre, hecho trizas,
por las ratas de las alcantarillas.
Seré narciso desapegado que promueve
su desaliento, lo propaga.
Y en las escarchas, en los espejos
de la mañana, en el hielo de las fábricas,
anidaré, gusano echado al cuello de los pájaros.
Mis hijas, sobre el heno resplandeciente,
triturado, dejarán brillantes las alamedas
desvanecidas, por donde paseábamos-.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 29 de agosto de 2020 a las 00:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 75
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, alicia perez hernandez, Lualpri, Alberto Escobar
Comentarios3
No se estaría lejos de todo ese horror para la humanidad toda!
Descarnadas pero brillantes letras!
Un abrazo!!!
Gracias Jorge, un saludo-.
Acertadas palabras de Jorge, a las que me uno.
Gracias Ben.
Cuídate!
Un abrazo.
Muchas gracias amigo Lualpri, por tus aportaciones líricas y por tus comentarios, un abrazo!!
Buena poesía, y sugerente narrativa. Felicidades Ben
Agradezco tu respuesta, Alberto, saludos!
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