Sin embargo yo,
que ayer conocí la misericordia
en el reclinatorio fiel de tu cama impía,
hoy muero de frío
en la sala de espera de tu roce,
sin reparar siquiera
en el destello subliminal
de tu pernicioso desprecio.
Entumecida, glacial, arrecida,
mi piel tiembla paralizada, inmóvil:
quién va a abrigar ahora
el latido níveo
de este corazón aterido
por el cierzo.
Luz De Gas
- Autor: Fátima Aranda ( Offline)
- Publicado: 30 de agosto de 2020 a las 08:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 52
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Marcos Reyes Fuentes
Comentarios3
No se impondrá la ataraxia por el desprecio no deseado.Mañana amanecerá otra vez como tus lindos versos en la pluma que te acompaña.
Un saludo Luz.
“Siento, luego existo”. Siempre es mejor opción la resiliencia, Jose.
Te envío un abrazo enorme.
Gracias por tus letras.
Saludos.
A ti siempre, Luís.
Un abrazo.
Gracias por tus letras.
Saludos.
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