Inmóvil, removiendo recuerdos, en un jardín sin flores, lleno de silencios
Recogiendo las hojas muertas, donde ya no crece la hierba
Consumido por un calor de averno que calcina el alma
Inerte, abstraído de todo, así he concluido luego de tu partida
Abrase la mentira de un sueño egoísta, ¡eras mía ¡
Sufrí el desvelo de horas eternas, recostado en tu pecho
Tu boca fue manantial cristalino, rebosante de noche
Y hoy me descubro, hundido en la nada, al ver que te has ido
Crees que acaso podríamos ser sombras en el cuarto vacío
O que tus manos de nuevo cobijan mi cuerpo
Acaso el éxtasis podría ser savia vital que renueve el olivo
O tu rostro en mi memoria, sea piel y caricia que alimente la vida
Ya no cierro los ojos, esperando el regreso
Ya no escucho sonidos, todo es soledad, melancolía
Creo estar donde estás, entre nieblas y recuerdos
Pero la verdad es cruel y es una. Nunca ya retornaremos
Nunca más tus pasos serán mi guía y camino
Nunca más mi corazón palpitara con tu aliento
Nunca más mi mano abierta te estrechara en mi pecho
Nunca más diré Amada, Nunca más serás olvidada
- Autor: Jose Barrientos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de agosto de 2020 a las 11:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela
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