Cierro los ojos cinco segundos que es el tiempo que me lleva a las emociones más placenteras en las que encuentro el impulso para seguir respirando un par de horas más en esta tempestad, y cuesta, cuesta respirar detrás de las dos capaz gruesas de tela firme, rígida, detrás de una máscara detrás de un miedo detrás de la insertidumbre.
Pesar que pese, la conciencia dicta seguir porque la intencionalidad del cuidar subyace a la profesión, subyace a la acción que domina en este momento, y no hay nada más trascendente para el ser humano que haber concluído el objeto de su existencia, de su elección.
Y son esos cinco segundos que me llevan a lo mejor de la vida al aliento más puro al aire más limpio a esa libertad existencial que amé desde que elegí estar en el mismo lugar que estoy hoy cinco segundos de anhelo, de éxtasis, de amor, cinco segundos respirando el mundo que veo venir, un mundo donde eso que percibo es eterno.
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