Elliot P. cruza la senda, y vá de rumbo a su labor laboriosa en una morgue cerca del río Grío, en las afueras de un solo y rural pueblo llamado El Prime. Es investigador forense y lleva en él, la sabiduría y la tenaz fortuna de ser muy inteligente. Elliot P. es tan sobresaliente como los mismos eruditos del pueblo en que vivió por tantos años en ese lugar. Hubo en ese pueblo un hombre asesinado con unos tatuajes muy profundos en su brazo derecho, y se llamaba Johnny. Johnny era un hombre fuerte y corpulento y de estatura alta. Vivía en conjunto con una mujer, o sea, con una mujer prostituta, la cual, los investigadores hallaron sospechosa de ese cruel crimen. El río Grío, caudaloso y templado, y con aguas termales, era y fue el testigo más fiel de ese sustancioso asesinato.
El sol a cuestas de la sola razón, se debatió una sola ansiedad en obtener unos rayos de sol entre la mirada y el rostro de un investigador que pretendía saber todo. Si en aquel río llamado Grío, se identificó a un cadáver y a un occiso de nombre Johnny, el cual, descendía de la primitiva raza de los Humdreitos. Y en su brazo derecho se hallaba un mensaje oculto, el cual, es descifrado por el investigador Elliot P., luego de leer y encontrar en su brazo derecho como una evidente evidencia y tan contundente para hallar la causa de su vil asesinato. Johnny, por causa de una pelea mortífera y letal, halló la muerte. Y fue un frío altercado, cuando en el ocaso se dió una triste pelea y todo por una mujer. Y el río Grío, se intensificó más su color y sus aguas tan frías como aquel cadáver en que se halló muerto Johnny. Cuando Johnny se disponía a salir de su casa se encuentra con su vecino “El Tosco”, cuando de repente, le dice, “es ella la que te está matando poco a poco, lento como un veneno casi mortal y letal…”, él no le hizo caso, pero, él, “El Tosco”, hablaba de esa mujer, la cual, era una prostituta de clase más barata. Johnny no le hace el más mínimo caso y se marcha hacia el río Grío., en el pueblo El Prime. Vá en busca de una mala situación, pues, no le esperaba nada bueno a él. El combate y la revolución del pueblo se merecían libertad, pues, el oprimido pueblo no se abastecía de muchos alimentos para poder sobrevivir. Era una revolución lo que había allí en el río, cuando llegó había tiempo para comer y hablar de la revolución que a merced del tiempo habían de cometer entre “El Tosco, Johnny y e la “Mansedumbre Revolucionaria del ‘75”, esa revolución la formó y la compuso Johnny viendo que a su pueblo le debía de faltar coraje para revelarse ante tanto escándalo, pero, callado pueblo. Y él y los revolucionarios de ese convite iban a hacer y a realizar una revelación de libertad, de patria y de poder hacia los mercenarios mas poderoso que oprimían al pueblo. Yá era mediodía se hallaba en el río, en la cuenca del río, entre dos vertientes del río Grío. Allí, esperaba por el mandato, pero, mientras tanto, Johnny y “El Tosco”, se hacían un tatuaje en sus brazos derechos, uno comenzaba y el otro termina. Comenzó escribiendo el tatuaje “El Tosco” a Johnny, el cual, comenzó diciendo así, “Si los guerreros van a la guerra…”, entonces, Johnny, le escribió en su brazo derecho a “El Tosco”, “nunca habrá paz”. Una frase, un dilema, un epitafio o un mensaje oculto “in extremis”. Yá su mala vida y su mala existencia se veía venir llegar a derrumbar el combate de sentirse despreciado por una mujer y amado por otra. Su vida no era de buena suerte sino que era una vida totalmente vivida esperando vivirla sin contratiempos ni nada que acechara a su vida en muerte. Cuando en el río Grío, se debió de creer que la sangre corre también como sus aguas dulces hacia el mismo mar donde yace el más preciado líquido del agua que por decir significa vida, pero, esta vez, no sólo fue vida que se veía asomarse sino la vil y la más terrible muerte. Cuando en el aire había partículas de la vil acción de cometer un asesinato tan vil e irremediable como el haber sentido la vida entre las manos tan sucias y devastadas por el mismo dolor. Y entre las vísceras más amargas de su corta, pero larga vida, sólo se debió de sentir y de presentir el más altercado y un funesto instante en que muere la vida misma. La “Mansedumbre Revolucionaria del ‘75”, se alteró su forma de atacar, pero, de sentir libremente la misma libertad entre sus más limpios deseos, como lo fue arribar el combate en el río Grío. Se asintió el más suave de los desenlaces cuando en el atrio de la desnudez se debió de atraer más su forma de ver el cielo y no de tormenta como era aquella revolución tan recia y tan tosca. Ellos en el río, nadie sabía que había revolución allí en el río. Sólo se dijo que la “Mansedumbre Revolucionaria del ‘75”, atacaría libremente lo cometido, lo inestable y lo más malo de la vida misma una opresión en reprimir el deseo de ser libre sólo los llevó a la magia de lo transcendental y de lo transparente de ser como la luz misma en el mismo cielo. Sólo se debió de acontecer lo inesperado, sólo el altercado se debió de enfríar el siniestro percance de ser como el fuego o como la libertad tan ciega como la misma justicia. Y se intensificó el desenlace el triunfo o el fracaso o el error en el mismo instante en que se debió de atraer el combate de ver el cielo mismo como la misma tormenta o de ver el cielo como la misma libertad en decir que se deseaba en ser libre como el ave o más como la misma mariposa. La “Mansedumbre Revolucionaria del ‘75”, sólo se debió de creer en el convite de humanos a la deriva o hacia el mismo horizonte, donde se perpetra el más terrible combate de conseguir la misma libertad o más la libre osadía en que se debate el más puro combate de hallar la libre libertad, como el mismo coraje en saber discernir entre la opresión del pueblo o la libre libertad como el mismo cielo.
Era una época casi moderna, donde el deseo se oprimía como el mismo reo en ser opresivo como opuesta es la libertad. Era una era casi trascendental y casi extremadamente fuerte. El gobierno controlaba todo, desde los alimentos, hasta la entrada y salidas de las mismas personas en el mismo pueblo. La “Mansedumbre Revolucionaria del ‘75”, sólo quería ser libre como la misma libertad en cualquier estancia de la vida misma, pero, algo se oponía. Johnny, y “El Tosco”, se marcaron la frase de un tatuaje que pronto se habría de saber el verdadero significado. La diferencia entre ellos era su fuerza de espíritu y de salvaguardar la manera de supervivencias autónomas en saber discernir la misma proeza de alimentar la misma fuerza en luchar con valentía y tenacidad. La “Mansedumbre Revolucionaria del ‘75”, sólo desea la libertad, de ver al pueblo libre y en sobrevivir lo que quedaba en saber que el destino y el camino se unen en el mismo final. Y eso era lo que más deseaban, ser fuertemente libres y en saber que la libertad es por parte del siniestro percance. Cuando aquella frase o mensaje oculto o epitafio, en que sólo ellos sabían de manera tal, en que el destino fue como el deseo oculto en saber que el mensaje sería de una cruel investigación por el investigador más inteligente de la historia por Elliot P. Si Elliot P.,era un investigador forense, el cual, no sólo descifra el mensaje oculto sino que desenmascara una posible realidad en saber que el destino fue cruel como el propio asesinato de Johnny en el río Grío. Y Elliot P., sólo se lleva una mala sorpresa, pues su mundo era el de cruzar la senda que era un caminito oculto entre el río Grío, y donde se halla la morgue, es su primer cuerpo del día, llegó la noche anterior, y vió las marcas del occiso en un cuerpo tan corpulento como el mismo gimnasio. Fue el primero con una etiqueta en su pie derecho que decía el nombre y la fecha cuando murió. Elliot P. toma la etiqueta entre sus manos, y sabe algo, que entre sus manos tenía, la evidencia más clara y más contundente, pues, sabía algo que ese cuerpo llevaba más tiempo muerto que la fecha que decía en la etiqueta, y fue la primera evidencia. Porque no sólo olía fatídico sino que sus marcas estaban yá con la sangre muy coagulada entre sus heridas para ser un muerto de ayer. Fue su primera visión y la evidencia fue más que eso, la tomó entre sus manos, y supo algo, y que en su pecho llevaba una letal y punzante herida como una daga y muy filosa. La segunda evidencia un tatuaje sin terminar y sin continuar, el cual, observa de sus propias pupilas y con una visión exageradamente maliciosa. Lo echa a un lado, en lo que se prepara para la autopsia, para la preparación del cadáver hacia ser llevado a un lavado de cuerpo, y quitar todas esas heridas sangrientas. Sabe algo que hay oculto en ese cadáver algo y que la morgue, ni la autoridad saben, ni pueden imaginar. Cuando en aquel río Grío, se llevó acabo la “Mansedumbre Revolucionaria del ‘75”, en la cual, muere Johnny. Cuando en el intento intentaba desahogarse de aquellas aguas dulces, que por cierto, tenía todavía muy dentro de su yá muerto cadáver. Cuando en el combate de entregar la vida y más la libertad por obtener una libertad autónoma de ser revolucionario y sin más que pedir con fuerza y lucha a su propia libertad se fue encadenando a su propio destino. Y Elliot P., lo sabe que era y fue un revolucionario, un condenado mercenario de la vida y más de la libertad que le oprimía el gobierno de los Humdreitos, su raza más primitiva de un pasado exactamente reprimido, y opresivo. Era la “Mansedumbre Revolucionaria del ‘75”, cuando en el camino Johnny, se fue por la senda oculta en que camina Elliot P., y se cruza con él. Los ojos de johnny un hombre fuerte y tenaz, corpulento y por demás, un hombre con fortalezas, se cruzó por la senda oculta con Elliot P., lo miró fijamente, con la esencia de un hombre con poder, pero, sin libertad de alma ni de espíritu, cuando en el río Grío, se siente como el pasaje de ver y de observar el silencio. Hubo un silencio aterrador y un instante tan cruel como el miedo de creer en la posible posibilidad de la imposibilidad, cuando en el cruce entre ambos, Elliot P., el investigador forense, sólo le vé el tatuaje de su brazo derecho, muy veloz sin tener en cuenta en poder leer ese cruel y vil tatuaje con ese mensaje oculto que Johnny y “El Tosco”, se marcaron en su brazo derecho en saber que era un mensaje oculto de unos revolucionarios sin libertad. Era una salvación o un infierno, que dependía de ir y venir en el combate de creer que era la seriedad del alma le contestaba a Elliot P. por ese mensaje oculto en un tatuaje en su brazo derecho. Se debió de indentificar la desilusión, la conmiseración y el altercado y la contienda en que Johnny muere en brazos de una eterna revolución. Era una revolución o un sólo infierno, o una verdad como una mentira que detrás de todo sólo había un mensaje oculto, pero, ¿qué significaba?, si ellos dos tanto Johnny y “El Tosco”, eran revolucionarios de la vida misma, con una libertad como en reo en una prisión que encerraba la razón y más la piel y un cuerpo, que desnudaba la esencia de ver por primera vez, la libertad. Y su cuerpo torturado y con una letal y mortal daga que yacía en el lugar donde fue encontrado muerto, pues, su manera de ver y de sentir lo que en reflejo quedó de su libertad más buscada y más deseaba quedó en el corazón lleno de compasiones y de debilidades tan frías como el mismo hielo y la misma mala cobardía en querer sólo revolucionar, por una sola libertad, en que sólo el deseo, se convirtió en un mensaje oculto que significó algo. Cuando Johnny cruzó la senda, sólo se convirtió en un revolucionario de la vida, cuando en la vida sólo le llamó la atención en buscar y hallar y tener su propia libertad, como cuando llegó de la raza primitiva Humdreitos que oprimía de su tiempo y más de su libertad, como ente y más como un pueblo que sólo deseaba su libertad. Caminó Johnny cruzando por la senda oculta, que tenia el río Grío en el pueblo rural El Prime, se debatía entre lo más amargo de un sólo tiempo.
El cuerpo de Johnny estaba muy frío en la morgue y el investigador Elliot P., desencadena muchos y descifra muchos porqués, muchos pormenores en creer en el cruel desenlace que tuvo en el río Grío. Y Johnny encerrado entre el porqué de un momento y una mentira o una certeza en unir la verdad. Sólo dejó en su cuerpo unas marcas que por siempre dejarán una cruel cicatriz en su yá torturado y devastado cuerpo, cuando en el río Grío, se ahogó lo que nunca fue una vida y un buen deseo de atreverse a desafiar lo que nunca. Cuando Elliot P. y su entrever el desafío se unificó más y más, el sol como testigo tan fiel y tan leal como el mismo río Grío. Lloró una lágrima el cadáver llamado Johnny, el que siempre pudo ser un mercenario y más un cruel revolucionario de la libertad. Cuando en el ocaso se vió el reflejo en el mismo cielo, y de un cuerpo entre aquellas aguas del río Grío. Cuando en la adyacente penuria socavó muy dentro, el desafío de querer en el altercado aquel en descifrar lo que aconteció un por qué de un triste jamás, cuando murió Johnny. Cuando en el albergue de su pobre corazón, sólo descubrió a un sol siniestro y a un ocaso sin lluvia. Descendiendo de lo más absurdo y por lo más abrupto del aquel camino o senda, por la cual, Johnny cruzó. Y Elliot P. descubrió el mensaje oculto, el que conlleva una sola sustracción, cuando su vida corrió una mayor pesadumbre en ser débilmente asesinado por “El Tosco”, por su mejor amigo en el río Grío. Cuando en el combate de ser descifrado se asentó como un fugaz encuentro dejando un cruel infierno, por descubrir el osado destino hiriendo pulso a pulso y gota a gota, lo que demostró en descifrar su único tatuaje y su único y cruel y tan mortífera y tan letal daga en que se intensificó la vil muerte. Cuando en el desenlace se amanece como una penuria adyacente, cuando su vil y torturado cuerpo, se hirió dentro del río como una luz en el cielo como si hubiera sido un relámpago de luz. Cuando en el alma se figuró un destino impetuoso e inestable, deseando abrigar a su piel fría, pero, la muerte le llegó torturando a su álgido cuerpo. Cuando en el combate late como en la brasa, un chocolate caliente, que desnudó el calor en un frío y en una penumbra en sombra. Cuando la “Mansedumbre Revolucionaria del ‘75”, sólo debió de automatizar la espera por su gran libertad, descubriendo una prisión en la sola soledad. Cuando en el combate se enfrío el deseo en ser como la furia o como la misma tempestad.
Continuará………………………………………………………………………
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de septiembre de 2020 a las 00:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 32
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