Ítaca

Alberto Escobar

 

Como Odiseo, vuelvo a Ítaca.
Ya estoy, y sigo estando, lleno y solo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Troya me dejó marchar.
La batalla —la guerra—estaba decidida
desde casi antes de empezar.
Aquiles sabía de su muerte
—se lo susurró un pajarito—
por mediación de un sueño.
De vuelta de la batalla —la guerra—
miraba hacia los balcones —arriba—
imaginando que ese sería mi hogar
—pronto o tarde pero lo sería—
Veía como los aprovechados pretendientes
dejaban las ventanas demasiado abiertas
—o demasiado cerradas —la guerra—.
Me decía desde dentro —sin oirme—
«pronto volveré a Ítaca, ahí dentro»,
a mi patria chica, donde dejé cual avispa
que explaya su agijón el vientre, las tripas
enteras y sazonadas, para acabar en desazón.
Aquí me hallo. Ya son dos meses de vuelta.
Aquí me hallo —viviendo en su máxima esencia
una soledad que ya saboreaba hacia mis albores.
Aquí estoy, solo, sin Penélope ni Telémaco,
pero con ellos picoteando el cráneo como árbol
un pájaro carpintero; y sin los pretendientes,
que salieron de estampida con solo oler mi olor,
mi aproximante y fiero olor a venganza.
Mi rebeldía tiene cuna, y feretro...
Fueron casi veinte años desde la partida.
18(menos 18 días)

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  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de septiembre de 2020 a las 15:26
  • Comentario del autor sobre el poema: Después de una aventura familiar de 18 años vuelvo al hogar de mis padres a descansar.
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 39
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