Como un barco que cayó a la deriva

Joel Jaramillo

Recuerdo que salíamos del muelle un poco tarde, todos estábamos un poco decaídos, la mala vibra se notaba desde lejos, en total éramos 7 tripulantes,   y estaba viendo el horizonte del mar, y alguien grito -Nos hundimos, nos hundimos- aún se podía ver el muelle, pero cada vez nos alejábamos más.   Me acuerdo de la reacción del capitán cuando escucho eso, parecía medio asustado, al principio no sabíamos que hacer, gritábamos para ver si alguien del muelle nos escuchaba, pero también ya era un poco tarde, quién va a estar a esa hora en el muelle, -pensé eso-.   Y llamamos y llamamos pero nadie llegaba, y no es que era un barco enorme, a lo mucho tenía una cama aparte para el capitán,   la verdad mientras más pasaba el tiempo más entrábamos en pánico, ya ni el muelle ni se veía, y las cosas se empezaron a empeorar, la gente empezó a perder el control.   Uno se boto del barco porque dijo que si podía llegar al muelle, pensé en eso también,   La verdad es que la luna ya adornaba todo ese cielo, y pues nosotros, lentamente estábamos hundiéndonos, no podíamos hacer nada.   Me subí a las velas y de arriba clame a Dios que no me dejé, y el barco seguía con su rumbo a la nada dentro del mar,   apenas me vieron subir y todos fueron atrás mío, menos el capitán,   En ese momento decidí bajarme y ya el agua se me había metido a los zapatos, le pregunté al capitán, ¿Que hacemos?, el respondió -Esperar, si Dios existe algo pasará, porque él nunca abandona los justos- lo miré y le dijo yo también confió en él.   Tal vez haya pasado media hora de aquella conversación, y el agua no perdonaba, cada vez sentía que el mar me estaba tragando, y es que la angustia la llevábamos todos, nadie quería morir,   y así paso una hora, ya me di por perdido, pensé en nadar hasta el muelle, pero ya era imposible, la noche se apodero del tiempo y lo único que se podía ver era el cielo, y era uno de los más hermosos que había visto, las estrellas brillaban en todo su esplendor, hasta incluso más que la luna, y en mi mente dije -Hermosa noche para morir- y ya todos estábamos resignados, el agua ya estaba por mi pecho. Estaba a lado del capitán y recuerdo que me dijo, tu eres el más valiente de todos,   Alguien grito, -un barco, un barco- ahí fue cuando me volvió de nuevo la esperanza, subimos con el capitán a las velas porque el agua ya estaba en todo lado,   la felicidad que sentí cuando llego el barco donde estábamos no la cambio con nada, y es que el chico que se había votado, ese mismo fue por ayuda, la verdad yo no creía que podía llegar, pero así mismo es Dios actúa de manera desconocida, pero es maravilloso.   Cuando llegamos a tierra firme, nos abrazamos con el capitán la felicidad que sentimos fue enorme, y en mi mente era el Gracias Dios constante, y así fue como estuve en barco que cayó a la deriva.
Ver métrica de este poema
  • Autor: Joel Jaramillo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de septiembre de 2020 a las 20:02
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 32
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.