"Una persona madura, es aquella que no piensa en
absolutos, sino que es capaz de ser objetiva incluso
en momentos de gran agitación emocional; aquella
que ha aprendido que el bien y el mal se hallan
dentro de cada persona".
El individuo inmaduro, se siente muchas veces
injustamente tratado, poco correspondido por
personas que le deben favores; interpreta la falta
de atención como una ofensa, y un comentario
desafortunado, como una declaración de guerra.
Anclado en el niño que era el centro de la familia
y obtenía respuesta satisfactoria a sus pataletas,
no logra entender que el mundo, fuera del hogar
no gire también a su alrededor. Esto le lleva, a
esta distinción simplista entre buenos y malos,
de la que no se salvan algunos dirigentes
políticos, que se comportan emocionalmente
como niños con un gran poder.
Comentarios1
Emilio seguidor de tus reflexiones, siempre interesantes y objetivas. Recibe mi saludo afectuoso.
Muchas gracias Fabio
Un saludo cordial
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