PIEL A PIEL

No te vistas, dejemos fluir nuestros instintos, suelta el botón de tus pantaloncillos grises, dejemos que la luz del crepúsculo nos envuelva entre pétalos de jazmín en primavera.

Di que me amas, que no puedes soportar los celos del aire que roza mi pelo, ven a mí señor de las cuevas, abrázame, miénteme si quieres, pero no me dejes, no te marches porque sin tí yo muero cortándome las venas dentro de la bañera.

¡No estoy loca, soy más cuerda que cualquiera! ¡Yo sí soy sincera, incluso más que tú amiga la meretriz por quién hoy me dejas!

Peregrina mi cuerpo entero muy despacio, siente los muslos, recorre mis pechos con tus grandes dedos, muerde mis labios, por ahora y, si quieres, después una vez al año.

Hagamos de este instante con nuestra cama un jardín con olor al paraíso prometido y, una fuente con botellas de vino tinto para sosegar mi condenada alma al llegarse el momento de tu partida.

¡Dime qué me quieres, por favor!

Recuerda el día en que llegué a tu vida, nuestros planes de escalar montañas, de salir a pescar en medio de la neblina, de formar un hogar en una isla desierta donde haríamos el amor hasta en días de luna llena.

¡Mentiras cubiertas con veneno de cobra salen de tu boca! no me amaste, me lastimaste, con cada falso te quiero cavabas una tumba que sólo yo decido cuando ocupar.

Regálame hoy un poco de serenidad, te lo imploro, mira que ya no resisto más, mi cuerpo te extraña, te desea, soy una loba hambrienta que sólo tú puedes saciar.

Hagamos el amor, después, te puedes marchar, con la promesa de que volverás el día de mi cumpleaños en el mismo horario; porque a ella la podrás amar, aunque posea un alma oscura, pero a mí… jamás me podrás olvidar.

¡Suerte de azufre la mía!

Amar a quien no me amó hasta el final de mis días.