Salud con alas, dijo Berta
y nos las regaló
como ave que presta,
en un murmullo apenas,
el Universo limpio de su sonrisa franca,
suave y serenísima,
que atrajo los latidos del aprendiz de poeta.
Ahora nuestras miradas ya sonríen
con sus mejillas de grana y yema,
y su silencio, magia y memoria,
escriben páginas excelentes que aguardan
a que los ojos alegres
de los viajeros del alma las lean.
Ella nos asombra, quieta y paciente,
mientras la voz de sus manos
requiebra todas las cuestiones
que le preguntan por el calor de su casa,
por el humor de los suyos,
por el muchacho pacífico
o por el deseo de los versos leídos de amigos
que la acompañan de lado o enfrente.
Berta nos espera siempre,
en sus ojos trae casas de paredes encaladas
y tejados de pizarra
que salpican los verdes de una tierra hermosa
inclinada sobre el curso del agua,
como el bosque espera de los niños sus castaños
en los pueblos de la miel,
compañeros de esa ría grande
que dio nombre Navia, la diosa del nacer.
- Autor: Castro Galloso ( Offline)
- Publicado: 11 de septiembre de 2020 a las 07:15
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
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