Tornada en ancestral sacerdotisa
me abduce tu poder a un sortilegio,
aquél que me concede el privilegio
de amarte hecha mi credo y mi premisa.
Ni Venus, Afrodita, ni Artemisa,
proclaman un oráculo más regio
y alzado en tu devoto, un sacrilegio,
resulta no admirarte la sonrisa.
Me instauras tu doctrina y tu frescura
brindándole a mi hombría un misticismo
con forma de mujer maravillosa.
Envuelves a mis rezos de ternura
y dentro de tu templo me ensimismo
al ver a una vestal nombrada diosa.
- Autor: SCARAMOUCHE (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2020 a las 11:50
- Categoría: Amor
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Raúl Carreras, Lualpri, Nacho Rey, El Silente Vagabundo
Comentarios1
Espectacular, sin más...
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