Oculto, a hurtadillas, el virus humilla,
rebrota en la persona indisciplinada,
que no cuida espacio y va sin mascarilla
ya vaya solo por la calle o en manada.
No tengo miedo, zozobra sí y tristeza
ante el rebrote viral, los desaciertos
en la cura, la vacuna y la torpeza
de políticos, que ignoran a sus muertos.
Tengo miedo del ninguneo al anciano,
que el invierno sin piedad atropella
y en lid con denuedo cada día en vano,
porque han opacado la luz de su estrella.
Ahora en mi angustia una pregunta existe
y hay una decisión que la paz me quita;
la espera de cirugía, no es un chiste,
¿Cómo alivio el dolor con solo una lista?
Se tulle mi hombro en un talud de agonía,
rehúsa la quietud que la cama ofrece
y la opresión se suma a la pena mía
en la misma intensidad en que esta crece.
Y en largas noches que el párpado no pega,
dolor e insomnio sin calidad de vida,
las ilusiones rotas hasta ver si llega
el fin de la pena sin sopesar la huida.
14-O7-2020
- Autor: vateignoto (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de septiembre de 2020 a las 11:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: Alberto Diago
Comentarios1
Es un dolor que reflejas en bellos serventesios amigo Edel. Cuando el arte se pone al servicio de la crítica social cumple una doble función.
Gracias y un saludo.
Gracias amigo, sólo es más o menos, "la suerte de ser capaz de transformar el dolor en un poema" como dijo Benedetti. Saludo fraterno desde Tenerife.
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