El jinete fantasma
Una tarde a lomo de la mula rucia, atravesaba la quebrada de los acostados
Pisó una piedra resbaladiza y nos fuimos de bruces al remolino formado
La bestia no volvió a salir y el pánico de gritos sin ecos escuchados
Empecé a serpentear el camino hacía la colina de los buitres soñados
Se hizo de noche y llegué a la cima de un monumento en ruinas, por nadie visitado
Un castillo de piedra y de muros alargados, de épocas coloniales recordados
Sus zaguanes y pasillos entre malezas, de refugio raro, de sombras espeluznantes extrañados
Me recosté sobre un inmenso árbol de ceiba y el sueño me acogió de pesadillas, imaginados
Me despertó el relincho de un caballo, cerca donde me encontraba dormido
Un corcel azabache, tan negro como la oscuridad de la noche, sin tragos de amanecido
De sus patas y cascos salían chispas de llamas y de fuegos encendidas
Y sobre su lomo, un jinete sin cabeza, de miedos y espantos estremecidos
Blandía una espada al rojo vivo, desafiando al intruso escondido
Quedé inmóvil y paralizado, mudo y asombrado, de pavores y sustos invadido
Caballo y jinete fantasma, recorrían las ruinas del castillo, de albores desaparecidos
Buscando al que le cercenó la cabeza, en las oscuridades de trincheras permanecidos
Castillo olvidado de fantasmas, en la colina de los buitres, lleno de gritos y dolores
De batallas y guerras, de épocas remotas de la historia de sus escritores
Llenas de anécdotas, de mitos y leyendas de habladurías y rumores
Donde un soldado jinete, fue decapitado por una turba de energúmenos cazadores
Y el caballo fue atravesado por una lanza, que atravesó su garganta, la sangre de sus interiores
Convirtiéndose en fantasmas, que arrastran los dolores de sus traidores
Y en noches de luna nueva, reclaman justicia de la cobardía de sus estupores
Buscando su cabeza cercenada y perdida, el demonio de sus horrores
Corcel y jinete sin cabeza, envueltos en llamas de fuego, con pazos de diablo endemoniado
Les daban vueltas a las ruinas y se dirigieron a la ceiba, donde yo estaba cabizbajo y recostado
Una brisa fría y una neblina oscura me rodearon y quedé agonizando y de los estertores, paralizado
Con la espada en llamas, cortó una rama y cayó a mis pies, de su furia blandiéndola anunciado
Los relinchos estremecedores del caballo eran muy cerca, estaba atónito, temblando de miedos tétricos asombrados
Sentí en el pecho una coz, que me levantó y por la colina de los buitres fui rodando
El dolor era inmenso y los quejidos aterradores, escuché bullicios de gentes que venían hacía mi caminando
Me dijeron, que eran las tarascas del mismísimo demonio, que venían por almas y cuerpos, pero a mí, por lo que veían, no me estaban buscando
Caballo y jinete sin cabeza, fantasmas que deambulan helando la sangre de intrusos y mirones
A los avezados, que cruzan en las noches caminos, desafiando y retando sensaciones
Demonios, que abandonaron el infierno, la maldad de sus intrigas e imaginaciones
Colina de los buitres, de miedos y pánicos, que agitan y paralizan del miedo los corazones
Jinete sin cabeza, que anda buscando al que lo decapitó, por zaguanes, aposentos y rincones
Experiencia nunca vista, ni vivida, sin palabras ni explicaciones
Solo el rumor de experiencias, de habladurías y de imaginaciones
“Joreman” Jorge Enrique mantilla – Bucaramanga sep 18-2020
- Autor: Joreman (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de septiembre de 2020 a las 14:22
- Categoría: Fantástico
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Johanny de Jesus
Comentarios1
Muy bueno! Excelentes imágenes que atrapan.
Me gustó!. Saludos..
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