El planeta se paralizó y la muchedumbre se resguardo,
el confinamiento obligatorio a la mayoría trastorno,
los más sabios experimentaron las maravillas del arte:
esculpiendo, pintando, leyendo o simplemente bailando,
los atletas se ejercitaron con lo que tenían a la mano
y el resto descanso con la ayuda de la tecnología paralizante.
El ser humano se reinventó, reflexionando acepto el error,
se instruyó nuevamente en el verdadero significado del amor,
prestó atención a su familia y volvió a escuchar su corazón,
recordó que existe Dios, rezó y pidió perdón por la destrucción
meditando cual insignificante es la vida de un ser en reclusión,
comenzó a pensar diferente por un virus que jamás comprendió.
Del cielo al mar... montañas, ríos y océanos comenzaron a sanar,
los animales reclamaron sus tierras en la desértica capital,
un asesino silencioso en el aire comenzó su etapa final,
el espíritu salvaje del bosque rebroto a pelechar,
firmamento, agua y tierra vueltos dioses como en la época inicial.
Un empuje de magma comenzó un nuevo riesgo en la población,
grandes volcanes en el mundo despertaron en erupción
la belleza y el peligro de la naturaleza se unieron en esta situación.
las injusticias de los gobiernos aumentaron la conmoción,
en medio de un caos mundial cualquier noticia es sensación.
Tal vez se salvaron vidas al no salir de los hogares,
quizás los adultos mayores lograron prolongar su existencia,
pero los pequeños comerciantes quebraron en reclusión.
Mientras algunos sufrían en haciendas y grandes campos
la mayoría dio gracias a Dios por seguir respirando.
La crónica del final del confinamiento desconcertó en engaño,
multitudes se reencontraron y olvidaron los cuidados básicos,
la tormenta no ha pasado y muchos caerán por ignorantes.
Aún tenemos el corazón desgarrado por los seres amados,
aun no somos tan compasivos para abrazar a un extraño.
Nuevos casos de brutalidad policial encendieron protestas,
los pueblos caen bajo el calor de la injusticia y políticas de guerra,
los menos afortunados seguirán sufriendo en la inhumana pobreza,
el miedo ahora se encauzará en el estado y no en la pandemia.
Extrañaremos la antigua normalidad a la espera de un milagro,
comprendimos lo frágil que es la salud y lo valiosa que es la vida,
la espiritualidad será el principal artefacto para un nuevo cambio.
Justo cuando una noche atípica dicte que todo ha terminado...
al despertar de un mundo diferente estaremos condenados.
Copyright 2020-09-10 Alejo Fénix
- Autor: AlejoisFenix (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2020 a las 13:05
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Veeribaeza
Comentarios1
Condenados nunca
Cuál es la fuerza fuerte de toda fortaleza...
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