Creo en Dios porque nadie puede ser
el agua en mi infinito pozo de sed de luz.
Sólamente el clavado en una cruz
puede indicarme el cauce adonde he de beber.
Creo en Dios porque nada puede ser
mi todo (no se llena un infinito
con un sartal de finitos), mi contrito
corazón una luz deja entrever...
Creo en Dios, creo en ti Señor, pues das
alimento a mi alma con brisa y con sentido,
le das norte y asilo a este herido
mundo que se deforma, que se pierde si vas
lejos de su camino. Tú eres la esperanza
en medio de la oscuridad que avanza.
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