VINO TINTO

VINO TINTO

Todo empezó ayer cuando miraba el alba de un lindo día, recuerdo el sol naciente que ardía como aquel corazón mío que padeciera en melancolía, sin pensar me levante de mi cama casi rendido por una dura batalla con mis recuerdos, sollozo daba paso a paso hasta llegar a un pequeño bar de mi corta y chica casa, me prepare a servir dos cubos de hielo con un exquisito vino tinto, al primer trago, el tal veneno mortal me sedujo en un suspiro y de tanto esperar llego mi pensar, y mi mente produjo un siniestro plan que me convirtió en un completo tonto; al mirar el vino quise ver sangre y al ver la botella se me vino a la mente la figura entera de una cálida piel de una bella mujer que hasta ayer dejo de ser mía, es que la estúpida me engaño, viviendo tanto tiempo conmigo sedujo a mi mejor amigo dejando de lado todo lo mío, mis sueños, caricias, juegos y sobre todo mi amor divino, mi animalia de hombre me llevo a pensar en lo peor quise matar, que nada quede impune, es que estaba cansado, dolido y lo peor de todo destrozado con mi corazón en un hilo, los minutos pasaban y mi mente se jugaba entre el sufrir y el morir. Casi al medio día, ella llegaba como de costumbre a mi casa, toca la puerta de mi casa, yo fingiendo no saber nada me limpio las lagrimas salgo y atiendo a tal mala visita ¡pero que descarada!, como si nada, se dispone a darme un beso  jejejejeje que risa me da yo le digo entre risas y llanto pero con mucha amargura le grito fuertemente, eres estúpida o piensas que yo lo soy, ella sorprendida se envuelve en un aroma de desentendida y desprecia tal suceso, y no me quedo de otra que contarle con lujo y detalles su estúpida mentira y en un golpe acabe con un engaño que nunca debió de pasar, la mate y no me arrepiento de haberlo hecho, es que me sentí tan inútil, utilizado y engañado por una mujer que dejo de ser mujer para ser un alma perdida en busca del descanso eterno. Yo por mi parte borre todo tipo de evidencia que pueda culparme y sin presumir lleve todo este acontecimiento catastrófico con mucha calma, les juro que el corazón me dolía no por haberla matado, si no, por no haber sido precavido en enamorarme. Ya son casi las tres de la tarde y el cuerpo allí tirado como un saco de basura lo cogí y lo metí en la cajuela de mi auto y lo lleve al lugar más solitario y poco habitable, recuerdo que la arroje en un hueco profundo y partí rumbo a mi casa y como si nada hubiera pasado decidí ducharme y no sentirme culpable de aquel asesinato, luego me dispongo a dormir pero antes de ello un volcán de recuerdos que ardían en mi mente como magna al rojo vivo se estaban apoderando de mi mente, y es así como inicio un profundo viaje de sueño con sabor a batalla. Al siguiente día, me levanto y sucedió todo lo que esta escrito al principio y con mi copa en la mano me dispongo a beber el exquisito vino tinto como si fuera la mismísima sangre de la mujer que ayer dejo de ser mía por su traición.

X HUIMMER MOGOLLON