𝐄𝐥 𝐛𝐚𝐫𝐜𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐚𝐠𝐨𝐧í𝐚 𝐦𝐮𝐝𝐚

Adiós, pequeño barquito de papel,
te encuentras flotando lejos de mí,
eres tan frágil y débil,
pero nadas con espíritu aventurero.
Dime, ¿Son tus delicadas hojas tan vulnerables como mi ser?
¿Sucumben al viento y a la marea como yo sucumbo ante la vida?

Te saludo de nuevo, mi afable reflejo,
luces tan triste con esas lágrimas en tu rostro,
¿No está hermosa la luna esta noche?
Bajo su inmensa luz somos tan insignificantes,
tanto como mi pequeño barquito,
¿Hacia donde flotamos? ¿Hasta dónde llegaremos?

Mi dolor, le roba belleza a este momento,
mi ansiedad crece y no tengo a donde ir,
aquellos brazos, aquel calor que siempre he anhelado,
solo existe en mi soñar, y la realidad me arrastra a mi soledad una vez más.

Pequeño barquito, ¿Serás un náufrago al igual yo?
flotando de costa en costa,
como tu creador, que recorre en las brasas de amantes,
amantes que no traen más que unas escasas horas de pasión,
pero el amor, el calor,
son regalos que la vida me negó,
y serán empujados, lejos de mis manos,
abandonándome como aquel trozo de papel que hoy nada a la deriva.

¿Y ahora? ¿Qué me queda?
mi reflejo es mi única compañía,
así que me sumergiré en tus brazos fiel amigo,
y callaré mi pena en tus labios,
el agua tomará posesión de mi cuerpo,
y hoy seré víctima de su vastedad,
una vez más, adiós,
me despido con un lamento mudo,
un último murmuro que nadie escuchará,
y mi pequeño barquito, llevará mi historia con él.