Lo separó del rumbo,
la borrasca tormentosa;
noche insondable en el océano,
barco perdido en el mar.
La nave sin rumbo carga,
la nostalgia y la amargura;
murmurando sus temores
balanceada por las ondas.
En las manos caídas, el celular
silencioso, inerte entre los dedos,
sólo confiado a la bondad
de los dioses del destino.
Arrecia la borrasca en la fría
arrogancia de la noche,
y la ciudad se pierde
entre la oscuridad y el viento.
Remolinos de ansiosas palabras
instigan con dolor el miedo
que azota al pensamiento,
y la espera es tan notoria
que quebranta el corazón.
Una espesa niebla enmarca
el silencio de la calle empapada,
donde apenas una simple vela
alumbra la ausencia de sol.
Cuando… a la media noche
enciende luces, la mujer
de suspiro vehemente;
de suave caricia
y susurrar apasionado.
Y tras una cena frugal
se rinde la noche,
al calor de su llamado.
- Autor: vateignoto (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de septiembre de 2020 a las 03:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Alberto Navarro., jose S.W.
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