Con los pasos seguros,
vienes a sofocar mi hambre,
el silencio de la tarde,
comienza a electrizar
mis brazos,
que relampaguéan su dicha
por todo tu cuerpo.
Tu mirada se sienta
en las órbitas de mis ojos,
aplacando la sed
de la memoria,
que vuelve a quedar libre,
liviana de recuerdos,
para construirse
carreteras nuevas.
Tus labios avanzan
dibujando sonrisas,
y se van desvaneciendo
las defensas que te guardan;
un halo de premura
empieza a madurar su miel,
el licor cocinado por el tiempo,
nos embriaga.
Eduardo A. Bello Martínez
Copyright © 2017
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 29 de septiembre de 2020 a las 11:10
- Categoría: Amor
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Texi
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