No voy a hablar de ti, esta vez...
No te gusta dejar huella
sobre las sendas ya marcadas.
Si por donde pasas ves camino
lo desdeñas, y tiras por el margen,
inventas otro o simplemente andas
sobre la hierba sin pretender más.
Te gusta cuando llegas al mismo sitio
sin seguir el derrotero que otro
ha hecho para ti, que tú desdeñas.
Quieres pisar camino nuevo,
no aspiras a hacerlo camino,
solo que reniegas del que piensan
para el rebaño.
No necesitas camino, Aníbal
se jactaba de que si no había camino
se forja, se construye uno nuevo contra
los elementos —si hiciera falta—.
Te gusta aprovechar el margen
que te ofrece la valorable compañía
de otro para —en silencio— crear tus reglas,
solo para que tú las sigas, crear un mundo
paralelo que no se vea, que sea inaudible
e indeleble para que solo sea tuyo.
No te gusta que exista un alguien
que hace camino para que los sigan los demás.
¿Con qué derecho? ¡Qué insolencia!
Aspiras a crear un submundo que asemeje
una pecera sobre el aparador de un salón,
donde —aunque reducido— un espacio
de felicidad acuática se muestre solo tuyo.
El tamaño no importa. La mirada
no entiende de eso, solo reacciona
a la química del objeto, solo sabe valorar
la grandeza de las cosas, no su dimensión.
Por todo esto sabes que un estanque
puede ser más grande que un mar
si no hay depredadores que amenacen.
Donde la libertad conviva disuelta en el agua.
Comentarios1
Esta vez, hablaré de ti, poeta, para decirte que me encantó tu obra.
"Te gusta cuando llegas al mismo sitio
sin seguir el derrotero que otro
ha hecho para ti, que tú desdeñas.
Quieres pisar camino nuevo,
no aspiras a hacerlo camino,
solo que reniegas del que piensan
para el rebaño."
Un grito de rebeldía. Creo que la verdadera rebeldía se gesta en lo más profundo de nuestra mente, sobre los pensamientos que nos han ido instilando a fuego lento.
Gracias miles por tu inagotable presencia.
Un abrazo Lucía
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