No pudo ser,
buscaba entre la nada
las amapolas.
Pero el vacío
dejaba su presencia
y soledad.
Dolor y miedo,
eternas inquietudes
del alma enferma.
Mirada turbia,
sonrisa marchitada,
¿dónde te encuentras?
Miras el mundo
la vida que se escapa
por las esquinas.
Marchas tras ella
y vagas por los sueños
y la utopía.
Pero el presente
te dice que no sigas,
que ya no importa.
Acude el miedo.
Te abraza y te retiene.
Estás vencido.
Entonces lloran
los ojos del otoño
y tú te rindes.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/05/20
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 4 de octubre de 2020 a las 07:11
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 55
- Usuarios favoritos de este poema: Alexandra L, alupego (Ángel L. Pérez), Freddy Kalvo, Lualpri, Vogelfrei
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