Al cerrar yo los ojos,
se me despiertan los tuyos,
están ahí perennes,
en cada sitio que recuerdo,
en cada sombra
que se levanta y cruje,
en cada sueño
que acomoda sus páginas
en la memoria,
haciendo que la oscuridad
sea un sitio tranquilo.
Cuando a la boca llega
el pálpito de un beso,
tus labios se apresuran
a correr junto a los mios,
y siento tu presencia
y su caricia,
y tu voz quebradiza,
rompiéndose,
como un cristal de nubes
donde llueven los deseos.
Eduardo A Bello Martínez
Copyright 2016
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 5 de octubre de 2020 a las 15:49
- Categoría: Amor
- Lecturas: 49
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