Cae la tarde
como una espiga madura.
De sus nidos, las arañas
deshacen sus cuerdas vibrantes.
Estiran los insectos sus alas
dejando instantes de sombras y espumas.
Viven en sus techos, golondrinas
y vencejos. Dan de comer a sus crías,
las águilas reales y carnívoras.
La tarde, sin estar yo en el mar,
parece marítima. Viento constante,
y de levante, la sonrisa.
Velámenes de tosca roca, y cerros,
pequeños cernícalos, tocan las campanas,
con rumor de amapolas.
En los ríos, la algarabía es contraria,
viejas libélulas abren sus escarapelas
y sus troncos diminutos.
Habitan en ciertos escondrijos,
los martines pescadores, su pico de piedra
desnuda el vientre de tierra de sus nidos.
Pájaros carpinteros, plumaje incierto,
abren sus bocas dentro de los huecos.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 8 de octubre de 2020 a las 02:04
- Comentario del autor sobre el poema: Espero les guste esta breve descripción de una vista que tuve enmarcada en un paisaje precioso, gracias y abrazos queridos lectores y escritores!!
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 72
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, alicia perez hernandez, Texi, Daniela Abedoy, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios2
Muy buen escrito ! merecedor de una estrella a mis favoritos! saludos
Muchas gracias Daniela, un saludo!
Ben pase a léerte un gusto saludo y abrazo fraternal desde mi país Ecuador esperando que estes bien de salud cuidece y su familia
Gracias Mauro, abrazo fuerte!
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