Hay un néctar que esconden las estrellas,
un licor que estimula los sentidos,
un embrujo que aumenta los latidos
y que invita a soñar con las doncellas.
Es un faro que emite mil centellas,
con su luz, a los labios malheridos,
a esos ojos de niños ateridos,
que en la noche caminan tras sus huellas.
Porque el hombre que va con su linterna
es aquel de mirada tan paterna,
que en la playa persigue una utopía.
Tiembla el hombre y el niño en madrugada,
ante el rostro silente de su amada,
que en un beso le ofrece su alegría.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/05/20
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 8 de octubre de 2020 a las 09:13
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: Raúl Carreras, Alexandra L
Comentarios3
Hay belleza presente
en tu poema
emitiendo esa luz
y su presencia
aun si hay ocasión
que me hiere
una palabra,
no por eso
desentiendo o me alejo
sin permitir
que mi corazón:
se abra...
Un saludo, y abrazo.
-R.
Gracias por tus palabras y comentario, Pajarillo.
Un saludo.
Bello soneto, Rafael.
Gracias Raúl.
Un saludo.
Uff, hermoso este poema!!!
"Hay un néctar que esconden las estrellas,
un licor que estimula los sentidos,
un embrujo que aumenta los latidos
y que invita a soñar con las doncellas."
Gracias por fijarte en esos versos, Lucía.
Un saludo.
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