Por: Ramm Erzengel.
Que…, las imágenes de las grandes montañas que reposan sobre su pecho,
con picos altos y llenas de un inagotable hielo,
invaden mi mente en todo momento.
Me asaltan sin misericordia, incluso mi memoria me trae su frio aroma,
siento el deseo de remover con estos labios profanos la blanca escarcha
y así hallar en lo más profundo de ellas los ríos que encauzan su deliciosa leche blanca.
Recuerdos, así lo llaman,
más yo los siento como cantos y señuelos
que al arribar a mi oído dejan letras de poesías llenas de inextinguibles deseos,
sutiles alaridos que susurran su impronunciable nombre,
mientras evoco su cuerpo entero, desnudo y dispuesto a cumplir mis más culposos anhelos.
Su piel mi objeto, pues es todo lo que quedo de nuestros tiempos,
deseo cada noche ser el ladrón de la savia que emana de en medio de su cuerpo,
y precisamente a su sudor no me refiero,
y respecto a lo que me refiero…, es mejor guardar silencio.
Ojalá supiera, que pensamientos así llegan, todas las noches cuando me dispongo a descansar esta mente vieja que en todo momento le piensa, y me digo, vivir esto ¿no es lo mismo que asumir una condena?
Lo es, es la cruz que llevo puesta, pero que en ocasiones mi prosa me libera y transforma todo ello en otro escrito para ella.
Ojalá supiera, ojalá lo supiera.
- Autor: Ramm Erzengel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de octubre de 2020 a las 01:34
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Aqua Marina
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.