Hegemonía truculenta

Campoamor

 

Y tú, insensato, ¿afirmas a la ligera, 

conocer la profundidad del drama?

Sujeta en firme la lengua,

pues sutil advierte de tu insignificancia.

 

Yo dejé que se muriera mi alma

junto a la materia del hijo que perdí:

en sus cenizas desintegrada.

Ni ella ni yo, merecíamos vivir.

 

Cuan mezquinos, que miserables

eran los pensamientos que me acunaban,

pues quise privar a mis semejantes 

de sus legítimas esperanzas.

 

Sajar, mutilar cualquier vínculo

con los humanos, de raíz.

Que nadie riese exaltando estímulos,

mientras yo ansiaba morir.

 

No alardées de estar curtido

en la oscura sapiencia de esta lid.

Quédate siempre (por cautela) en novicio,

pero profano aprendiz.

C. C. Lizarán

 

 

 

 

  • Autor: C. C. Lizarán (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de febrero de 2021 a las 04:22
  • Comentario del autor sobre el poema: El tiempo ni restaña ni restituye, su único poder es aletargar los recuerdos.
  • Categoría: Fecha especial
  • Lecturas: 36
  • Usuarios favoritos de este poema: Alberto Escobar
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Comentarios +

Comentarios1

  • Alberto Escobar

    ¡No has perdío la cara, eh!
    Un saludo y un placer tenerte paisa.

    • Campoamor

      Francamente, paisano, si tu mensaje es subliminal, resulta tan 'sublime' que no logro entenderlo.
      Agradecida, de todas maneras.
      Un saludo.

      • Alberto Escobar

        Que tienes la misma cara ahora que de chica.

        • Campoamor

          Jajaja. Vale.
          Tú, que me miras con ojos benevolentes...



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