La leche ya tibió. Está servida y calientica.
¿Te apetece la nata que flota en la humeante taza...?
¡Si…!
Siento. Tu enamorado paladar, maquinando su toque.
Tan suave que antes de llegar a su candente cita,
Se derrite de timidez, en el ávido paladeo afortunado.
Saborea su piel blanquecina, hasta el fondo de su tibieza.
De momento la rechaza por la candente pretensión.
Pero su perfume, ya ha recorrido los prados silvestres.
Ahora duda el invitado principal de suculento banquete.
Con el temor de una pérdida, prematura.
Confortadme, guardando el secreto a mi amada.
Que, de momento, la morronga pava, recorre el fuego.
Enviará otra más… por su pico.
Pero no será tan blanda y fragante, como ella.
Esos labios nunca olvidaran ese contacto tan personal.
Que, aunque deguste otros collados.
Será mi nata, la que derrame;
Mi blanco amor.
- Autor: Sierdi (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de octubre de 2020 a las 11:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Comentarios1
SI, MI MAMA ME LA DABA EN REBANADAS DE PAN BLANCO.
HERMOSA ENTREGA DE BELLOS RECUERDOS.
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