Insatisfecho
con cara inexpresiva,
estabas tú.
¿Qué te pasaba?,
te dijo mi pregunta.
No contestaste.
Y yo pensé,
buscando entre tu alma,
que estabas triste.
Luego miré
el fondo de tus ojos
sin ver la luz.
Mirada fría,
pupilas silenciosas,
como llorando.
Se estremeció
mi cuerpo junto al tuyo
en un instante.
Y te abracé
con fuerza y en silencio
y me abrazaste.
Fue muy bonito
poder estar unidos
en comunión.
Porque los labios,
sin miedo, se besaron
con gran candor.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/05/20
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 16 de octubre de 2020 a las 08:25
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Vogelfrei, Mauro Enrique Lopez Z., Alberto Diago
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