**~Novela Corta - Ninguna Mujer - Parte III~**

Zoraya M. Rodríguez

Y el apartamento de Eduardo sólo se veía venir y llegar el mal interés cobrado por tantos años, cuando en el alma quería cobrar lo que por pagar quedó un solo amor. En ese apartamento se llenó de riquezas extremas como la pasión desnuda de amar por conveniencia y por amor del verdadero. Él, Eduardo, sólo se llenó de ambiciones buenas deseando amar quedó solo y solitario, y deseó amar quedando con su propia vida, y amando sólo le faltó lo que conllevó una sustracción y un cometido bueno como el haber marchado al horizonte, y fraguando una sola invención de amar bajo el mismo sol. Cuando en el alma se llenó de luz, cuando halló a ése hombre y lo contempló y lo amó, pues, el amor llegó como llega la vida desesperadamente y tan inocua y sin poder perecer en el acto o en la contienda fría de un nuevo universo. Y llegando amar fue que conectó un corazón con otro corazón, lo que no hizo ni realizó con Gricela. Y Gricela con su carrera especializándose para poder albergar el aprendizaje en su conocimiento cuando el ocaso se le vino abajo, cuando no esperó el éxito que esperaba y la vida paga y cobra como le da la gana. Cuando en el ambiente se enfrió como el ocaso inerte y tan frío como el haber sido extremadamente fuerte. Decidiendo entre el amor y la pasión, entre el ocaso y la vida misma, si en el hálito desenredó el frío inerte y tan condescendiente que dejó un sólo viento que provocó un frío desaliento. Y quiso ser como el ave que vuela lejos o como el ave rapaz capaz de solventar un camino frío e inerte como ese camino que él pisó en aquel bar. Cuando en el ingrato desenlace fue un sólo final en que desató lo que conllevó una gran sorpresa de amar bajo el mismo sol. Cuando en el alma se debió de creer en el deseo solo. Y fue en ese apartamento en que sólo se ofreció el verdadero amor, en que sólo se electrizó la forma de amar ardientemente, y tan fugaz como la fría desesperación. Cuando en el ocaso se dió un sólo tiempo y tan nefasto como el haber sido abandonado y dejado y quedó tan desolado como el inerte frío. Si Eduardo conoció a ése hombre y vislumbró y se atrajo atractivamente por ése hombre que lo amó cuando lo vió en el bar de homosexuales. Cuando en el sentido desolado se vió aferrado al amor de ése único hombre que le brindó y le ofreció el amor a tutiplén. Cuando en el pasaje de la vida misma se vió alterada e inevitablemente amorosa, cuando llegó el verdadero amor. Y Eduardo era y es como el mismo sol, pero, con una lluvia tan poca que creyó que el destino se abre como el mismo principio. Cuando en la alborada se identificó como el cometa de luz. Y era él, Eduardo el que era como el mismo sol. Desde que el camino se caminó por decepción y de un mal fracaso de un amor tan funesto. Buscando un tiempo en que el deseo es fuerte, pero, se llevó un mal desenfreno por un mal ocaso. Cuando en la triste desolación se dió lo que más desafía el mismo corazón. Iniciando el más comienzo del universo dejando yá la oscura soledad por el abandono. Cuando el mismo sol se llenó de una vida como el fingir el mal final, si cuando se frenó el amor en el mismo corazón. Cuando en el alma se enfrió la mala oposición de defensa. Cuando se enfrió el mal desastre de ver en el corazón una sola fortaleza. Cuando el sinónimo del amor llegó por fríos inconclusos hacia el mismo corazón. Cuando un desenlace furor dentro del interior se electriza un vicio de abandono. Cuando en la vida se identificó como el mismo Dios del amor acechando al conocer Eduardo a su compañero y amor pasional. Cuando en el principio se figuró un desierto de confianza desértica cuando en el instinto se dió como un único y preferencial amor como su hombre y su amor incondicional. Cuando en el altercado se enfrascó como el peor de los momentos, peleando un amor, el cual, a él lo abandonó. Cuando un inicio de pasión fue cuando en el alma fue un ingrato fuego dentro del interior de cenizas heladas dejando estéril el deseo, de ver el cielo universal de un sólo color sin ser tempestad. Cuando en el corazón se figuró un mal amor destrozando, cuando en el hálito frío se siente como un minuto de soledad. Cuando en el tiempo se forzó como el mismo deseo en el corazón. Sintiendo el desastre de ver el cielo de flaco color. Cuando en lo imposible de ver el cielo fue el ingrato deseo, como en el universo frío y una soledad dentro de la misma elevación como un tormento tan sólo como el mismo funesto trance. Si desde que se enfrió el ánimo de ver el cielo de gris tormenta cuando en el furor de un ocaso se vió un sólo desafío. Único como el tormento dentro del propio instinto cuando se fraguó el abandono de Gricela. Y en ese apartamento se vivió el defecto de vivir en el alma. Cuando en el alma frustró en fracasos el pobre amor que le tenía Eduardo a Gricela. Y en ese apartamento sólo se ofreció el amor tan real, como el amor tan verdadero cuando se amó plácidamente y con un placer exquisito que deleitó a su hombre y más a su hombre. Y quedó como lunático y como estrambótico, pues, si era homsexual y le agradaban esos colores llamativos que dentro del suburbio del amor se llenó de una paz adyacente. Cuando en el reflejo de la luz, se llenó de soberbia y de una sustracción inerte y fría condescendiente. Cuando en el sol, se debió de amar de la misma forma en que él, Eduardo amó a Gricela, pero, ella no a él. Cuando dentro del alma se vió una luz, un ocaso y una noche tan fría como el mismo universo frío. Si desde que llegó ése hombre al apartamento de Eduardo no vió más nada que el mismo amor en un solo corazón. Cuando en el deseo se dejó de amar. Solventando el abandono inerte y frío como el hielo. Cuando en el cielo se debió de creer en el sol de verano. Y se dió un ingrato porvenir cuando el alma se llenó de ansiedades. Y en ese apartamento se electrizó el cometido inerte y frío, de amar lo que dejó amar fríamente como al desierto. 



Continuará……………………………………………………………………………………..

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 25 de octubre de 2020 a las 00:01
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 33
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