No hay herida que no sea sanable. Al final de la vida, uno de cada dos adultos habrá experimentado un traumatismo, una violencia que lo habrá empujado al borde del fallecimiento. Pero aunque haya sido abandonado, martirizado, invadido o víctima del genocidio, el ser humano, es capaz de tejer, desde los primeros días de su vida, su resiliencia, que lo ayudará a superar los shoks inhumanos. La resiliencia, es el hecho de obtener placer a pesar de todo, de volverse incluso hermoso.
Comentarios2
....siempre que tenga un punto de referencia.Buen ensayo psicofilosófico.
MARÍA P.
Gracias por el comentario mariapfoxa
Gracias por el comentario Toqui
UN saludo
...gracias a ud Emilio.
PD le agradecedía que no me mezcle en los comentarios de tal Toqui
Si se vive en un burdel
Saludos
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