Dime quién eres tú, sentada en una cumbre,
dime quién eres tú, tus ojos de plata y tu cabello de atardecer.
Dime quién eres tú, aquella que te trajo al mundo,
que mi mundo se quedó sin aire,
respiro la frescura de tu piel.
Salpico los charcos de tu dolor,
tiñendo mis escamas de cicatrices ni siquiera míos.
Me ahogo en la dulce espesura de tu naturaleza,
empolvado por tu cálida bienvenida.
Saborée un estampado de fuegos artificiales,
riendo a carcajadas los grifos de una noche en lluvia,
mi pelo engominado, atrapado por el espesor de tu piel.
Diles que tú fuiste la flor arrancada de mi corazón,
Tus pinceladas amarillas decoloraron con gusto
mis vestimentas salpicadas de tinta china entre espejismos.
Diles que tú me enseñaste a amar,
que tus caricias recorren mi piel,
como escamas de serpientes
envenenado por el aroma de tus esquinas.
Respiro, mientras que
tus manos se deslizan sobre las sábanas de mi piel,
y tu susurro se convierte en un deseo más
por el cual recordar.
Recuerda que sólo somos uno, que nuestro amor
se confunde con las olas con el paso del tiempo,
nuestro beso derramados entre un mismo atardecer.
- Autor: Dara, La Rusa, Sanz, etc. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de octubre de 2020 a las 13:49
- Comentario del autor sobre el poema: Para mi novia más querida del mundo.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 68
- Usuarios favoritos de este poema: jose S.W., Vogelfrei
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.