Enséñame a convencerte,
Completamente con devoción.
Otórgame la aquiescencia,
Que mire… tu corazón.
Socorre mis frágiles manos,
Se incineran en profuso ardor.
Abrígalas, perennes, por años.
Te abrazaré, con más fervor.
Ha sido noble y gentil mi petición.
No la ordeno, mediante, cortante edicto.
Te lo suplico, concédeme por favor…
Tan anhelada… y humilde bendición.
Consuela las almas vacías.
Que lloran ociosas, cada día.
Has calmar su aflicción,
Esperando tu fortuito, favor.
Comentarios1
Muy bonito poema.
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