SUCESIÓN IMPLACABLE
Álamos y chopos, todos juntos
en sucesión implacable.
Las alamedas, hoy, se tiñen
de colores amarillos a la vera
del río o del arroyo, del reguero
o del paso de montaña. Son árboles
escuálidos y apenas entrevistos,
con mucho espacio abierto entre sus copas,
a izquierda y a derecha
de la corriente amenazada.
Los átomos del aire circundan la alameda
por las bellas muchachas recorrida,
y asoman victoriosas las estrellas
desde la franja horaria más nocturna.
Son formas vegetales que se intuyen,
que se alargan y adelgazan
en presencia del sabio y del artista,
sobre el trozo de lienzo o sobre el libro
de páginas excelsas del poeta,
que, en la cabeza del sabio,
se hacen hueco.
Muralla transparente,
glorieta de los pájaros
cantores y de las bellas almas de muchachas.
Parece que avanzaran en columnas,
siguiendo el curso sinuoso
de la corriente al fondo, y sin perder
el paso un solo día. Se sienten
cuando ausentes, y es entonces
cuando aumenta su influencia.
Orgullo de los tímidos, de los adolescentes
marcados por el mismo fuego ambiguo,
su tránsito es ligero
cuando al fondo del valle se alinean.
Álamos y olmos, todos juntos,
abrigo de las almas de los
cuerpos que tiritan,
cuerpos cubierto por plumón apenas. Ciencia incierta.
Guarderías para mariposas,
Su tránsito es ligero
cuando al fondo del valle se alinean.
Erguidos, insomnes, incoherentes,
rodeados de musgo
entre la niebla espesa o la llovizna,
para morir nacieron estos árboles
al cabo de unos años de vigilia.
Gaspar Jover Polo
- Autor: gaspar jover polo ( Offline)
- Publicado: 1 de noviembre de 2020 a las 14:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 64
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