He aquí la tumba de mi madre
limpia y ordenada,
alguien pasó y dejó flores,
y quizás, también, una lágrima.
Bajo los flamboyanes de esmeralda.
desde los bancos del silencio,
refugios del recuerdo y del dolor
rememoro los momentos junto a ella.
Vulnerable criatura en el ocaso de su vida,
antes fuerte y luchadora;
dejó la herencia de acciones y dichos
que siempre estarán conmigo.
.
Del polvo venimos
y al polvo volvemos,
solo los recuerdos
serán imperecederos.
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Autor:
vateignoto (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 1 de noviembre de 2020 a las 18:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: Max Hernandez, Vogelfrei
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