Cansado, muy cansado
llego unas horas
y vuelvo al ruedo
matando sin razón mis sueños.
Simplemente el reloj
se ha convertido en mi enemigo
y dispara incansablemente su hora
para ir acabando sin descanso
la ilusión de ser y al final no ser
ni un segundo de mi vida.
Comentarios1
Rompe entonces el reloj maldito de tus devociones, y, sin hora, despierta del sueño del tiempo.
La eternidad es ahora,
en tus pasos
Muchas gracias por su comentario Sinedie, gran abrazo.
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