Mis dignas manos
No pudieron
Con la oscuridad y los estruendos
Que lanzaban tus ojos maniatados
Todo fue a capricho
Porque es la forma que tienes
De apretar la cuerda
Incluso los pergaminos
Llenos de palabras estranguladas
Y otras sin decir
Todo el tiempo el silencio
Con la boca abierta
Y el pez aullando
Un hueco, casi abismo
Dando paso
A los malentendidos
Sin importarles el vocablo limpio
Ni si el corazón cayó contra la acera
Quién podía recapacitar
A pesar de la voz
Elocuente
Que no dejo de gruñir
En las noches más divinas
Ni cuando me abrí
A pesar del acoso de los plebeyos
Enviándome mensajes a granel
Deshilachando pasado y presente
Cuando te creía emperador
Y esculpí para ti
Una estatua
De mármol puro
Lavé tus pies
Incineré pretensiones y aleluya
Ambicioné alejarte de los abismos
Que no dejan de perseguirte
Me fui contra los helenos
Fariseos y mundanos
Toque a degüello
En las mismas puertas del Edén
Crucifiqué costumbres
Luché contra bárbaros, alcahuetes y vikingos
Le encendí velas a mandraque el mago
A Houdini
A las siete potencias africanas
Subí nueve veces el Tíbet
Pele mis rodillas en ofrendas y oratorios
Y a cada instante el cepo era más cruel
Nunca hubo ni una señal
Ni en las vigas del alero
Llovizna
Impiedad
Y repugnancia
Llevabas un látigo
oculto tras la sonrisa
de ángel seductor
Eras escombro
Y nadie lo sabía
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