**~Novela Corta - La Rosa en el Espejo - Parte III~**

Zoraya M. Rodríguez

Si cuando Violeta de la Paleta, se vió reflejado el dolor en su cara, se miró en un sólo espejo el del alma oscura, perdida, desolada y muy triste y con un dolor casi trascendental, cuando caminó por el altar y tomó una rosa entre sus manos y la apretó en señal de dolor y por perecedero daño en su vida sangró con las espinas de ella. Si al otro día de esa triste ceremonia se vió reflejado el vil y el mal altercado entre Violeta de la Paleta y su más recóndito corazón con el dolor le dejó marcado en el rostro el deceso de toda una vida de amor y de placer y de pasiones buenas. Cuando en el vil desenlace se vió forzado el temor a perder el amor para siempre, ¿y así fue?, lo vivió en carne propia y en carne viva la herida cruel de un dolor que le dejó estéril el corazón de pasiones y de placeres subyugados. Cuando en la forma tan cruel, cuando ella, Violeta de la Paleta, despertó del día anterior, cuando la abandonó Heriberto de la Cruz, se dijo que hasta las lágrimas salieron por sí solas dejando muerto el corazón de un dolor intransigente y devastador. Cuando en el suburbio de la misma muerte se dió el hechizo nuevo en dejar en el infortunio la desdicha, la tristeza y la falta de consideración hacia ella y más a su persona. Un enlace de un matrimonio a punto de dimitir en una unión sin poder salvar lo que era un enlace casi trascendental, casi inocuo, casi consumado, pero, no se debió de creer en el amor y en el desenlace en que se advirtió en que casi se lleva a acabo un enlace nupcial. Cuando en el interior de su alma se debió de creer en el intercalado de una luz semi opaca casi inerte, fría, y tan oscura como el mismo desierto y nada más con la luz de luna. Desmintiendo el enlace entre corto y más duradero, como al mismo tiempo, en casi se advierte en que el ocaso se adhiere en la misma alma. Cuando el alma se llevó en el funesto momento y aciago instante en que casi se duerme el tiempo en que se convierten las horas más perdidas en que se acecha la comitiva viviente en que casi se dió el final de ese enlace nupcial. Cuando en el tiempo, sólo se llevó una pérdida como una herida total y tan inmensa como el haber dejado a una novia en pleno altar por no casarse Heriberto de la Cruz con Violeta de la Paleta. Cuando en aquella alborada se edificó el cometido de luz, como el sol en el crepúsculo o en el ocaso final de un mal deseo. Cuando despertó aquella mañana, Violeta de la Paleta, se vió, otra vez, en aquel espejo donde se guardó el dolor y más la sangre en el solo corazón que no difiere de contrastes ni de colores. Cuando en el ocaso se vió como el mal final de todo un día, cuando ella, Violeta de la Paleta, se miró exacta y definida en aquel espejo por donde se vió reflejado el dolor con la sangre del corazón muriendo de dolor. Cuando ella se recordó del mal final de toda una vida, de un enlace nupcial que se llevó acabo en la iglesia del pueblo, y donde se electrizó la forma más viva de atraer el amor en el mismo corazón cuando en el alma se dió la misma razón. Cuando en el mal final de todo amor en el corazón no regresó ni olvidando el fingir el comienzo de todo un nuevo porvenir en el camino de Violeta de la Paleta. Cuando en el alma se dice que el cielo es de color azul, y no de gris de tormenta, cuando en la vil decepción, de haber amado en la decepción y se enfrió el deseo de amar. Cuando en el vil momento se dió la mala cosecha de una rosa maldita cuando se miró fíjamente en el espejo, y se dió una manera tan perfecta de amar sin la sola razón. Cuando en el ámbito se dió la manera más incongruente de saber que el destino fue y será tan tenebroso como la vindicta más consecuente de haber amado frecuentemente. Cuando en el desafío se enfrió el más espantoso de los aciagos momentos cuando la abandonó ciertamente en pleno altar. Cuando en el momento se dió como el desierto más ambigüo de la temporada cuando se fraguó y se cuece en el penitente y en la fría desolación tan inerte como el mismo frío. Y Violeta de la Paleta, se enfrió el más puro e inocente de los instantes cuando en la cosecha se dió la más pureza e intacta e inerte y fría como el mismo cielo: la rosa. Y se miró en ése espejo cuando la rosa le dió el dolor más fuerte de haber ido tan lejos, como por ejemplo, la rosa marchita y triste y desolada, se debió de enfríar el desastre de ver el cielo de gris tormenta. 

 

Continuará………………………………………………………………………………...               






  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 6 de noviembre de 2020 a las 00:02
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 14
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