41
El frío nocturno es oscuro, sucio,
como esas flores que llegan de lejos,
la silueta de una garra se acerca,
como queriendo llevarme al infierno,
yo busco libros malignos y viejos,
grito al viento palabras negras, grises,
ánimas moribundas, rostros, muecas,
con sus miradas de tristes muñecos,
nos miran desde la ventana abierta.
42
En las calles del mercado del pueblo,
demasiado de ellos, rostros perversos,
olor a cadáver, moscas infames,
gusanos que se arrastran, la rapiña,
sepultados en metáforas crueles,
ladran escondidos entre las pieles,
moviendo la cola, buscan el beso,
los arrojados, ángeles infieles,
todos los seres alados se esconden,
son los gusanos hambrientos de sangre.
43
Están en el cuarto, apago las luces,
puedo escuchar los insectos azules,
se acercan a mi cabello, ya siento
la humedad, susurros, rezos, las voces,
están en mis uñas, en mi cabeza,
les dejo agua, comida, ropa sucia,
tocan mis ojos, ellos quieren mi alma,
llegaron a mi existencia, mis noches.
44
Vienen hacia mí, las piernas, mi cuello,
son miles de alas y patas que llegan,
beben toda mi sangre, huelo el aliento,
no puedo dormir, el miedo, me asustan,
cierro los ojos, suben a mi cara,
quiero gritar, cubren todo mi cuerpo,
¡sí, maldita sea!, me están comiendo,
quiero salir de esta caja y no puedo.
- Autor: Gerardo Barbera (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de noviembre de 2020 a las 01:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: Vogelfrei
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