La mañana se torna fría, pues está dando los últimos coletazos el otoño. El ligero y tenue frío, está colonizando mi frente.
El reloj, sigue engullendo el tiempo, mientras las paredes de la habitación, conserva su estructura geométrica sin ánimo alguno de alterarla.
Miro por la ventana, y aprecio la pequeña montaña, en cuya cima puedo apreciar unas pequeñas nubes de textura algodonosa.
Al llegar el mediodía, el sol decide entonar su himno de fuego, al propio tiempo que el viento sopla con suave brisa, impregnado de humedad rescatada al mar cercano.
Presiento, que esta costa desea emitir canciones que alegren el lugar mientras la playa murmura soledad.
Comentarios1
Buena descripción de las condiciones del tiempo con final poético.
Saludos
Gracias por tu comentario
Un saludo Tki
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