**~Novela Corta - La Rosa en el Espejo - Parte IV~**

Zoraya M. Rodríguez

Cuando está en soledad, Violeta de la Paleta, sólo debió de creer en el suceso de haber sido abandonada y dejada en la maldita llamada soledad. Cuando en el tiempo, sólo se edificó en el tiempo, cuando en el ocaso se vió alterado lo que más pasó, cuando en el silencio enmudeció en el alma. Cuando en el albergue de un sólo corazón, se debió de entregar la razón y le llegó la locura, pues, la razón despertó en otro camino sin ella, sin Violeta de la Paleta. Cuando en el silencio y le mutismo tramó un desconcierto de vindicta eminente en contra de Heriberto de la Cruz. Cuando en el silencio se dió como el terrible desenlace o un final impetuoso, cuando en el camino se llenó de virtud y de sensaciones buenas cuando ella Violeta de la Paleta, no se  merecía esa calaña. Cuando el destino se dió como un pasaje mal vivido y una muy verdadera maña, cuando Heriberto de la Cruz la dejó infielmente abandonada en pleno altar. Cuando en el albergue de su cometido se dió la fuerza más perenne de una vindicta en la locura de Violeta de la Paleta. Cuando se abrió el tiempo y entre las horas perdidas, se forzó y se identificó como una venganza en la ventana del abrir y cerrar la cordura en contra de la falsedad cuando está al alcance de una venganza entera en que el suburbio de una razón se obtuvo en una sola mala edificación. Cuando en el trance se dió un mal desenfreno cuando se frenó la vida, en el tiempo y en la espera tan inesperada, si cuando entre las luces veraniegas del verano cuando en la magia se dió el tiempo y más el ocaso fingir en el nuevo altercado entre la locura y la razón. Se debió a una eterna depresión de Violeta de la Paleta, cuando en el mal trance se debió de alternar en lo que se identificó en ella, cuando en el mal desenlace o final sangró de dolor y por todo una rosa cuando ella, se miró fíjamente al espejo. Cuando en el alma se dejó abatir una conmiseración sola y tan fría como el haber dejado el amor en una cadena de tiempo y de perdición. Cuando el amor en el corazón le dió un coraje entre los dos, por los polos apartados entre lo positivo y negativo, cuando en el trance de la falsedad se dió un cometido de luces veraniegas cuando el frío no irrumpía más en el tiempo ni en su corta vida ni entre sus pensamientos. Cuando en el vacío inerte de un tiempo, sólo le advirtió lo trascendental de una transparencia yá vivida. Cuando en el albergue de una verdad tan impoluta que se avecinó dejando una marca trascendental como una manera de dejar de ver el cielo entre los ojos de Violeta de la Paleta. Cuando el mal comenzó a parpadear entre los ojos de Violeta de la Paleta y la mala cordura que se le fue de las manos y garras al tramar y perpetrar una mala vindicta entre el comienzo y el mal desenlace de atraer a la vida en dejar el trance y la misma conmiseración en amar lo que más electrizó en las manos de Violeta de la Paleta. Cuando en el silencio dió una fuerza tan débil como el haber dejado a Violeta de la Paleta sin dejar de enfríar el cometido de luz en la misma mala ansiedad. Cuando en el aire se dió la misma espelunca razón perdida entre lo que ella, Violeta de la Paleta, dió la fuerza en saber que el destino era frío como la cruel vindicta que tramó su corazón y más su pensamiento. Cuando en el aire se enfrió el desconsuelo mal viviente de toda una vida en el tiempo. Cuando en el tiempo dió como abrir el final en unos ojos de ira y de soberbia autónoma en poder ser tan indeleblemente infeliz. Cuando en su manera de atraer el silencio se debió de amarrar el altercado de atraer en la manera más vil por entrelazar el terrible mal sin poder sanar sus heridas crueles con la rosa entre sus manos mirando su rostro en el espejo. Cuando en el espejo se debió de creer en el cristal de haber creído en la transparencia autónoma de creer en la indebida transparencia de poder vivir sin sentido y sin la cordura al acecho de una nueva desventura en el infortunio de poder vivir sin una vindicta. Cuando en el altercado fue aciago en la más débil de las fuerzas cuando se automatizó la debilidad de creer en el amor a ciegas y con el abandono en pleno altar de una ceremonia casi perfecta. Fraguó su vindicta y el numen estaba casi al nivel de inteligencia máximo, cuando su destino era y siempre será, el de haber inventado una sola venganza en que su camino era de atraer la forma más elocuente y afable de ver el siniestro cálido en un frío atemorizante y todo para Heriberto de la Cruz. Cuando su camino se enfrió y se detuvo como el freno impetuoso de frenar en la vida y más de obtener de las horas perdidas un sólo mal ritmo en que el destino se hace como el haber sido como el haber sentido y dejado de percibir el desenlace de un nuevo sabor de boca en el tiempo en que fraguó la vindicta más cruel y más adyacente de haber vivido en el cometido de sentir el nuevo desaire de haber entregado en la vil forma de ver el cielo de tempestad y no con nubes blancas. Cuando en el tiempo, sólo en el tiempo dió como el haber sido como el mismo tiempo lleno de oscura bruma y de espesa niebla en las tinieblas tan frías en el mismo mar perdido donde ella se halló. Cuando en el ocaso se dió como el nuevo presente en que en la alborada se electrizó más y más, cuando en el ambiente se cosechó, sí, una rosa y un espejo, en el cual, se dió como el desafío de ella, de Violeta de la Paleta, cuando se observó dentro de ese mágico espejo, el cual, ella no se da de cuenta de que es tan mágico como el dolor mismo o como el mismo reflejo en que se veía ella allí mismo, pero, no fue bastante en que el sol le dió con sus rayos la eterna luz. Cuando en el ámbito del color carmín o del color escarlata, se vió como toda la sangre maltrecha y triste y desolada, y sin saber que el reflejo ofreció como el haber sido derramada con luz trascendental. Cuando en el ocaso fue un flavo color como la eterna lluvia en que dejó caer como gotas de una dosis de veneno y de cura dejando estéril al corazón. Y devastando la fuerza en débil sustracción cuando en el combate de sublevar el deleite de ver entre los ojos de Violeta de la Paleta, una fuente de agua viva y no de ojos secos, cuando la vil venganza le dió un cometido de luces veraniegas que le dejó ciega y maltrecha por una cruel y mala vindicta. Cuando en el combate de ver el cielo de gris tempestad se vió como el reflejo de aquel espejo con la rosa entre las manos de Violeta de la Paleta. Cuando en el acecho de ver el cielo se dibujó el tiempo en las horas perdidas, como el haber sido abandonada en pleno altar. Cuando salió Violeta de la Paleta, a partir de la nueva alborada en que se perdió el sol en el día, cuando salió del tiempo, y llegó el nuevo sol, con rayos resplandecientes, pero, en el mayor ocaso llegó la lluvia eterna en que se ganó el mal deseo de envenenar el alma con ímpetus malignos. Cuando en la alborada se identificó como el haber sido como la violeta de la orquídea derramada entre la rosa del color carmín que le ganó por color y por una naturaleza de ser derramada entre sus dedos la sangre y el mismo dolor. Cuando en la alborada no se calmó el deseo ni el ámbito terrenal cuando en el mal suceso, se debió de atraer lo que no enredó en el alma jamás. Cuando en el imperio de decadencias de las violetas derramadas en el suelo, se llenó el suelo de una alfombra perenne de un lustro de otoños. Cuando pasó el tiempo, sí, dejando el saber de un nuevo lugar en el corazón de Violeta de la Paleta. Cuando en su alma quedó una bombillita llena de luz veraniega en el corazón del calor de otro amor en la vida de Violeta de la Paleta. No sin antes haber realizado su vindicta y tan eminente como el haber sido abandonada por su novio en pleno altar en la iglesia. La tomó por sorpresa el haber sido abandonada en la iglesia casi en plena ceremonia, cuando Heriberto de la Cruz la dejó como la rosa a la vida misma marchitando en cada pétalo de ella. Cuando en el pasaje de la vida se aferró al dolor y al tiempo, y más a la cosecha de una rosa prendida de color y de vida, pero, que le dejó sangrar del sufrimiento y de un dolor mal e irreversible de la impoluta verdad, cuando ella, se miró exactamente en el espejo. Y fue ella y nadie más, la que en la vida sangró de dolor, y más, se derramó el color de un escarlata como el mismo cielo en flavo color dejando estéril el corazón y más la razón sin cordura. Cuando en el ocaso ofreció la más débil de la paz, cuando el aguacero cayó como preámbulo de un concierto de lluvias tenues. Y desató una mal furia cuando el relámpago desbastó un cielo gris de tempestad.



Continuará…………………………………………………………………………………...                                                             



  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 7 de noviembre de 2020 a las 00:30
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 18
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