Gris fluido. Llueve, no mucho,
suficiente. Dejo que la lluvia
se descuide para calzarme las alas
e ir corriendo a escondidas
y robarle un beso, pero ya
está aquí el viento poniéndose de frente
para impedirlo; nos conocemos
y no deja que me una a ella en el asfalto.
Le acepto el reto.
Me bato a sabiendas
de que en este combate no será él
quien saldrá perdiendo,
o esta vez puede que sí.
Ya lo veremos. Acordes.
Llega la canción peldaño
en la que me apoyo para subir
a lo más alto a sisarle algunos segundos
vitales al tiempo, que corre más deprisa,
aunque más que correr, vuela.
Eleva, desciende, inhala,
la vida me filtra su achicoria
por cada hueco que rezuma
zumo ácido de ¿mandarinas era?
¿endorfinas?
Sale por cada grieta, cada poro,
dejando que la sal de esta batalla
cale hasta los huesos.
No mires, pasa de largo.
La mente ya ha levantado la bandera
a cuadros de una fingida línea de meta.
Se sabe todos los trucos.
Pero no me engaña, puedo. Sigo, exhalo,
última tirada y llego. Llego exhausta,
pero llego, cansada,
con los pies mojados llego.
Pierdo la ropa por el camino,
me la voy quitando y trepo,
hasta dejarme abrazar
por el flujo abrasador del agua
cayendo en cascada por mi espalda.
“Sabía que podía”, desafío al viento
que me mira y sopla maldiciendo.
Como cada día he vuelto a hacerlo.
Ya sólo me queda sentarme a respirar,
y cobrar la recompensa
en forma de lingotes
de pan recien tostado y mantequilla.
Luz De Gas
- Autor: Fátima Aranda ( Offline)
- Publicado: 7 de noviembre de 2020 a las 11:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Haz Ámbar
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