Nuestro lecho, la angustia.
La esperanza, nuestro alimento.
Revoloteando sobre nosotros mismos,
desoyendo el silencio de la ciudad,
resucitamos como el Ave Fénix
de las cenizas del nido de cardamomo
y ofrendamos al altar del Sol
el cadáver de nuestro padre.
- Autor: Oro y barro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de noviembre de 2020 a las 16:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Vogelfrei
Comentarios1
Qué mejor mensaje que las palabras del poema, pues.
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