SE OYE

JhonC.

Se oye los primeros pasos, paso tras paso,
se oye las primeras palabras, palabra tras palabra,
se oye los primeros respiros, respiro tras respiro,
se oye las primeras súplicas, súplica tras súplica.

El cuarto sin paredes es estrecho ante la multitud,
las hojas que suelta el ramaje, a la cual,
el aire golpea el envés deteniéndolos en el vacío,
el verde se disipa y cae sobre el pastizal.

El soneto se construye con voz, ira, manos, tardes,
sopla el viento, cual molesto ocupan su camino,
golpea el tiempo, cual inquieto niño que se pierde,
el tornado llega sin aviso, ha empezado.

El compás arma el ritmo de la fiesta sin risas,
el silencio es la pausa que soporta la fatiga,
los ventanales del cielo no soportan,
el gigante escondido asoma el rostro.

Los primeros jinetes llegan, norte, calles, montañas, noches,
desenvainan el miedo, trastocan el dolor,
respiran indiferencia,
aceptan la felonía del hombre juzgador.

Un carácter indómito cubre la vida,
se escapa el pardillo para nunca volver,
toman en sus brazos la ignominia ardiente, y
desatan el desastre que ya no pueden reprender.

Los señores que miran con furor,
los hombres de oropel que nada valen,
una trifulca en cada sur, esquina, pampa, día,
todo el encono cae a los pies del dios del amor.

Se sigue oyendo los pasos, paso tras paso,
se sigue oyendo las palabras, palabra tras palabra,
se sigue oyendo los respiros, respiro tras respiro,
se sigue oyendo las súplicas, súplica tras súplica.

La mayúscula inicia con sudor, horas, historia, sangre,
las siguientes letras sufren el detrimento de la primera,
circunvalan por un momento en la hoja, presionan,
siguen las líneas y ven en el horizonte la hoguera.

 La extravagancia de lo desconocido en vías de ser,
sacuden el árbol del peral sin fuerza, sin alma, sin unión,
cae el primer fruto, luego otro, y uno más,
los heraldos agotados comen sin cesar.

Las voces son más fuertes, pero menos los que gritan,
la guerrilla azota al galope,
los desvalidos un paso atrás,
el ser humano se divide, el aire se divide, la vida se divide.

La niebla golpea el pecho, ¡no puedo!
una fatiga colectiva cual cordón atraviesa el espinal,
amansan al respiro que cada vez se aleja,
el mundo sin límites abre sus puertas para el que sueña.

El capitán y sus marinos ordenan desde el mar,
la bala del cañón no los alcanza,
no es el viento, es un muro espeso que se pierde en la neblina,
nuevamente, hombres, amanecer, lagrimas.

Se oye los últimos pasos, paso tras paso,
se oye las últimas palabras, palabra tras palabra,
se oye los últimos respiros, respiro tras respiro,
se oye las últimas sirenas, esto va a iniciar.

  • Autor: JhonC. (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de noviembre de 2020 a las 18:23
  • Comentario del autor sobre el poema: El objetivo ha sido ofrecer un hecho que engloba la coyuntura actual que está pasando el Perú. Espero sea reviva de la misma forma como a mi persona.
  • Categoría: Sociopolítico
  • Lecturas: 33
  • Usuarios favoritos de este poema: Vogelfrei
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios1

  • Vogelfrei

    un gran palabra la tuya


    gran abrazo querido amigo



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.