Otra vez

Klore

Me moriré después de enfrentarnos en un sofá de respiraciones

donde los dedos se entrelazan, se sueltan, se recogen,

las manos son el pánico, la travesía,

el baile entre las sombras de dos sombras

siempre alerta, con el miedo a verse por error.

Muchos ojos son papel en la pared,

y dormimos y nos velan, y nos traen de vuelta

con más disfraces de manos que sufren solas,

con la luna más fugaz, el cuerpo más sangriento,

la luz artificial incandescente;

y al final nos vemos y charlamos otra vez.

 

Me moriré, pues, a pesar de haber entrado a la tiniebla,

de alargar mi estancia en el umbral

y ver en la penumbra las sombras y añorarlas,

me acercaré al abismo de otra vez las calles vacías de madrugada,

alejándome inconsciente

a la cama que desplaza los días del ideario hacia las mentiras vergonzosas.

El abismo, inevitablemente marcha atrás,

hasta el abismo             (otra vez)                     que nos separa.

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