**~Novela Corta - Amor Callado - Parte II~**

Zoraya M. Rodríguez

Cuando se reencuentra con ella, sí, con ella, con Aliona Escalera, le presenta a su nuevo amor y a su novio. Presentó a Ernesto como que era su mejor amigo y casi hermano, y eso le cayó como bomba sin poder estallar en la cabeza y más en el corazón. Cuando en el desierto o el numen inventivo sólo él, lo tomó por el cuello y lo ahorcó dejando un fuerte amoratado con las huellas de sus manos, pero, despertó como si nada, dando la mano como un tonto a ése que se llevó a su amor, y cumpliendo con el respeto se retiró y se fue para su casa. Cuando llega a su casa, su madre lo recibe en la puerta, si iba saliendo. Fue tan fugaz la entrada de Ernesto de la Campana, que dejó un aire frío rozando con su madre y no le dijo nada, sólo entró a la casa y se fue para su habitación. Allí, sólo quiso llorar y sí que lloró verdaderamente. Cuando tomó en delirio lo que acechó sus lágrimas si ofrecieron en su calma sin paz un dolor muy fuerte. Cuando supo del amor de Aliona Escalera, y no supo más de él, y tomó la débil desición de suicidarse, pero, no, no llegó a los extremos, prefirió callar su amor, un amor callado, tranquilo y sosegado. Y vivió en la penumbra y en la desolación, en plena soledad y en la ambigüedad de no querer soportar el amor en el corazón. Cuando en el albergue de su capricho sólo se dedicó en ser como el mismo amor abstracto, puro e inocente. Cuando en la alborada se dió como el desafío en la calma, y en la paz un sólo silencio. En que el final o el desenlace se debió de cerrar hacia el mismo dilema de amor entregando el sólo corazón en amores pasionales sin ser correspondidos. Cuando en el ámbito o en la sola soledad se debió de saber que en el ocaso se debió de ir por donde se vá el sol, o cuando aparece en crepúsculo en el amanecer. Cuando en el aire se dió un suspiro o un sólo respiro en que el alma se intensificó más y más, en el final de un cometa de luz, dejando un rastro solo en el alma como esa luz en el desierto. Cuando en el alma se debió de creer en la alborada tenue y sin luz, como la lluvia en opaca de luz. Cuando por creer en la imaginación se debió de intensificar más en los celos de un nuevo rumbo y de una nueva dirección, le entró unos celos incontrolables, indeseados, e inefables como el mismo el dolor en el interior. Se fue con el sueño y despertó con una terrible realidad sino era pesadilla, sino un sueño y tan real como la vida misma. Cuando Ernesto de la Campana, se ofreció una imposible imposibilidad, de una espera y tan inesperada, que no calmó en deseo su esencia y más con una terrible ausencia de su propia alma. Y buscó su más frío desenlace cuando en el alma sólo buscó lo que más perdido, si se halló una luz en el ocaso sin sol y con una eterna lluvia que dejó una estela sin sabor. Cuando se dejó de enfríar el deseo y el amor callado en su pobre y gélido corazón, cuando en su esencia se perfiló lo que más halló en el alma, una luz sin destino. Cuando en el ocaso se dió una fuerza débil por haber amado sin sol y sí, con una lluvia inerte, y apaciguada, como tan aguada es el aguacero inerte y frío que cayó en la misma piel. Cuando él, Ernesto de la Campana, sólo se sintió delicado de salud cuando la fiebre subió a más de una muy caliente temperatura. Cuando en el suburbio del corazón sólo se electrizó la forma inadecuada e inesperada de saber que el amor de Aliona Escalera no era precisamente él. Cuando en la lluvia sólo presintió y supo que una lluvia son como las lágrimas de un hombre, porque él sí, que era un hombre. Un hombre tan sabio como el mismo desafío, cuando en el ocaso se dió como la eterna lluvia cuando en el instante se debió de hacer como las lágrimas en un sólo torrente de aguacero. Cuando en el momento de saber del amor de Aliona Escalera, sólo se debió de creer en el suburbio incondicional, por saber del instante en que sólo el corazón lloraba de pena y más de sufrimiento. Cuando en el ocaso deslució como la lluvia de un sólo torrente de aguaceros, cuando en el alma se ofuscó de luz opaca sin decir que el silencio ahogó en el alma con una paz ensordecedora. Cuando en el alma de Ernesto de la Campana, se sintió devastada, solitaria y triste como una hoz sin poder crecer ni sembrar como una semilla fructífera en la tierra. Cuando en el ambiente se ofreció como la falsa verdad, pero, era tan verdadera la certeza como lo cierto en la impoluta y pura verdad. Cuando en el frío se sintió como desolado, solitario y defectuoso cuando en el corazón, sólo se amarró al mismo latido sin latido. Cuando él, Ernesto de la Campana, se sintió como un muñeco o como un títere, o un mozuelo sin juventud y con la experiencia de un tonto en el amor sin ser correspondido. Cuando en el desenfreno frío no frenó su alma sin luz, sin el ocaso y más con la lluvia eterna. Cuando en el instante se debió de entregar lo sucedido en saber que el desafío llegó como llega la pena en el alma. Cuando en el desastre de escuchar el silencio en su corazón, se debatió un sólo frío en el alma fría. Y fue y será que Aliona Escalera tendría un nuevo amor en su vida, cuando en el final se ofreció como un derrumbe en el latido de su propio corazón. Cuando en el destino se fraguó en el interior de saber que la pena ardía como arde la leña en el fuego. 

 

Continuará………………………………………………………………………………………..                                       

  

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de noviembre de 2020 a las 00:02
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 19
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