Juegue los juegos siniestros del amor, esos garros y con espeluznantes y arbitrarias balas hasta que aprendí poco a poco y sangrando, a esquivarlas. Me enamoré y se burlaron de mi, me vieron como una niña chiquilla llorando, y no me tuvieron piedad, a su vez, no la tuve, me burle de quien no he amado, y vi como los dardos de mi indiferencia apuñalaban los costados de su corazón. Me vi en la necesidad de volveltear la vista y decir adiós sin sonrisa, como monalisa. Ame, no fui amada y a su vez conocí en los caminos la reciprocidad, lloré, me burle y sonreí, he tenido paz y guerra, soledad en las noches bellas, lo que es mutuo y lo que no, y entendí que nadie es culpable de no querer a quien no quiere, el amor no se compra con nada, ni con más amor, simplemente el amor ni siquiera se compra, se da. He besado algun rostro bello y otro no tanto, idiotas e inteligentes, seres abollados y sanados, hasta que voy asintiendo a que todo es relativo, no importa la apariencia sino el ojo que la aprecia, y que la inteligencia no es más que vanidad disfrazada de intelectualismo, todos somos uno y la individualidad radica desde adentro. ¡Y quiero más en diferentes maneras! sangrar, reír, llorar, cualquier cosa en cualquier forma, sin arrepentimiento a nada, aprender de todo es aprender a volar.
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